LECTURA
DIARIA:
Ezequiel
capítulo 39
La
historia de la batalla continúa. La derrota de las fuerzas del mal será final y
completa.
Por la intervención divina se destruirán por entero. Debido a esta
victoria, el nombre de Dios se conocerá en todo el mundo. Su gloria será
evidente y las naciones comprenderán que solo Dios está a cargo de la historia
de la humanidad. El amor de Dios hacia su pueblo se mostrará con claridad
cuando los restaure en su tierra natal.
Los
siete años puede que simbolicen finalidad, pero también indican la magnitud del
ejército invasor y la gran cantidad de material de guerra dejado sobre el campo
de batalla. Aunque algunos interpretan esto como la última batalla de la
historia, librada utilizando antiguas armas, las cuales se consumen
literalmente, quizás es mejor ver en ella la utilización de la antigua
simbología para describir una futura batalla, en la cual se emplearía armamento
moderno, así como una representación imaginaria de la guerra espiritual.
El Lugar
para sepultura permitiría a Israel permanecer libre de contaminación. Tantos
cuerpos recibirían sepultura (a lo largo de siete meses), que los transeúntes
no podrán pasar por allí, y el área será llamada Valle de Hamón – gog (valle de
las hordas de Gog).
Siete
meses, aquí indica finalidad y también alude a la multitud de soldados. Como
sacerdote, Ezequiel hace énfasis en la pureza ritual. Todos los cadáveres
necesitan ser sepultados, debido a que se les considera especialmente impuros.
La
tierra se contaminó por cadáveres insepultos. Los que estuvieran en contacto
con los cadáveres en las afueras serían ceremonialmente inmundos. Aun así,
habrá tantos que toda clase de pájaros se llamarán a fin de ayudar a disponer
de los cadáveres. El mensaje para nosotros es emocionante: con Dios de nuestro
lado, se nos asegura la victoria final sobre cualquier enemigo, ya que El
peleará por nosotros.
Tanto
en esta profecía como en Joel 2.28-29 Dios promete derramar su Espíritu sobre
la humanidad.
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