UN MOMENTO PARTA PENSAR EN DIOS
LA
ESPERANZA QUE DA VIDA
Es
muy triste saber y ver a millares y millares de personas en el mundo que viven
sin DIOS y sin esperanza por la cual vivir.
Viven
solo por vivir, no hay ni un objetivo, razón, o motivo por el cual vivir. No
hay nada que les impulse a vivir con dignidad, con valor, con deleite, con
esfuerzo y con propósito. Estas personas vienen siendo como los homeless
o personas sin hogar, que viven donde les agarro la noche, sea en
la calle, debajo de un puente, a la orilla de algo, cerca de una casa, nada da
valor a su vida.
Lo
sorprendente de muchos homeless es que vienen de familias apoderas o por lo
menos con posibilidades para vivir mejor.
Muchos
de ellos han llegado a esa condición por algún vicio, otros por una decepción,
y como ya lo dije, algunos otros por decisión propia. En cierta
forma, su vida es sin preocupación, no hay nada que pagar, no están preocupados
por el tiempo, la comida, o lo que sea, viven solo por vivir.
Esto
es lo que está pasando con los millares y millares de personas que no tienen a
Cristo en sus corazones, viven solo por vivir, sin DIOS y sin esperanza.
Gracias
a DIOS todos los que ya hemos creído en Cristo sabemos que tenemos una
razón para vivir, DIOS nos ha dado una esperanza de vida que revitaliza nuestro
presente, porque nos asegura el futuro.
El
apóstol Juan en Apocalipsis 1.1-8 lo
declara, que Jesús, quien antes de morir en la cruz, y luego ser resucitado y
llevado por DIOS al cielo, nos prometió vida eterna.
La
esencia de la vida eterna es Cristo a quien le entregamos nuestro corazón para
que él lo llene y lo controle, es quien prometió regresar para llevarnos con
él.
Quiere decir entonces que la garantía de la
vida eterna es Jesucristo, y la esperanza que revitaliza nuestra fe, que fortalece
nuestra espera, es la venida de Jesucristo tal como lo dice (Hechos 1.11; 1
Tesalonicenses 4.13-17; Apocalipsis 1.7)
Desde
el v. 5 hasta el 8 Juan describe a Jesucristo. Él es fiel y el primero
en resucitar, soberano, quien nos amó al morir en la cruz y con su sangre
perdonar nuestros pecados, nos ha dado una posición, además de ser sus hijos
por creer en él, merecedor de toda gloria, el primero y el último, el eterno;
él es quien esperamos con fe, con anhelo, con expectación, con alabanza, con fidelidad,
con temor, con mucho amor, porque él ha prometido venir, regresar, y en este
versículo habla de la segunda venida.
Que
alegre, que hermoso, que dicha más grande el ser parte de los que hemos de ver
con nuestros ojos a Jesús viniendo con las nubes, esto es el rapto de la
Iglesia, es la primera parte de la Segunda Venida de Cristo, dedicada
solo para su Iglesia, 7 años antes de la segunda parte que es el
establecimiento del Reino mesiánico donde todo ojo le verá.
Es
necesario estar preparados para cuando venga por su Iglesia, para no pasar por
el juicio de 7 años de tribulación.
Para
estar preparados se necesita aceptar a Jesús como Salvador personal,
reconociendo primero que somos pecadores, luego pidiendo perdón y confesando
con nuestra boca que creemos que solo Jesús puede salvarnos.
Solamente
así tendremos esperanza y razón para vivir hoy.
Si
aun no lo ha hecho, ore a DIOS hoy mismo, pida perdón y acéptelo. La esperanza
que da vida, es Jesús.
Dios
les bendiga abundantemente.
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