viernes, 5 de enero de 2018

Un momento... LAS MALAS INFLUENCIAS



UN MOMENTO PARA PENSAR EN DIOS
LAS MALAS INFLUENCIAS
Proverbios 4.16 – 17

"Pues ellos no duermen si no hacen el mal; pierden el sueño si no hacen caer a alguno. Porque su comida es pan de maldad, y su bebida, vino de violencia."
Estas palabras nos describen como viven el hombre malvado y la mujer extraña. Ni siquiera pueden dormir si no han hecho algo malo. A veces al escuchar las noticias sobre crímenes decimos: "Yo no sé cómo este hombre puede hacer algo así". "Yo no sé cómo esa mujer puede vivir esa clase de vida. ¿Cómo pueden soportarse a sí mismos?"
Estas personas no podrían estar tranquilas si no estuvieran haciendo esas cosas. No sabemos la desesperación y la profundidad a la que puede llegar el corazón humano cuando se hunde en el pecado. No hay ningún extremo de maldad que el corazón y la mente humana no puedan concebir.
Tenemos que ser conscientes de que en este mundo nos estamos codeando con muchas personas que no siempre se comportan bien. Por supuesto que nos cruzaremos con muy buenas personas, pero tenemos que ser cuidadosos porque muchas veces no sabemos realmente con quién nos estamos relacionando.
Una de las cosas más importantes que nosotros podemos hacer es comenzar nuestro día con una oración. Podemos decirle al Señor: "Señor, hoy me voy a encontrar con personas que no conozco. A algunas de esas personas las podré ayudar. Otras, tratarán de perjudicarme. Ayúdame Señor a distinguir la diferencia, para que puede poner mi brazo alrededor de quien necesite mi ayuda, y para que puede evitar la compañía de quien pudiera herirme por la espalda". Es importante que nos demos cuenta de la naturaleza del mundo en que vivimos.
Hemos aprendido que algunas de las personas que tratamos pueden llegar a convertirse en amigos íntimos. Y debemos dar gracias a DIOS por ellos. Sin embargo otros, aunque profesan ser cristianos, han tratado de perjudicarnos.
Incluso los amigos pueden hacernos caer. Para muchos les resulta difícil aceptar que los amigos y conocidos quizás los tienten a hacer algo malo. Los jóvenes desean aceptación, por lo tanto, no quieren confrontar ni criticar a un amigo por planes o acciones erróneas. Muchos otros incluso no quieren ver cómo las acciones de sus amigos los meten en problemas.
Si bien debemos aceptar a otros, necesitamos un saludable escepticismo acerca de la conducta humana.
Cuando nos demos cuenta de las malas influencias, procedamos con cuidado. No permitamos que aun amigos nos hagan caer en pecado.
Resulta difícil entender la forma de ser de algunas personas. Verdaderamente, no se puede confiar en el corazón humano. Debemos tener mucho cuidado; necesitamos tener discernimiento, es decir, la capacidad de distinguir la diferencia entre las personas con quienes nos encontramos en nuestra vida diaria.
Dios les bendiga abundantemente.

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