UN MOMENTO PARA PENSAR EN DIOS
EL PROBLEMA NO ES LA MENTE ES EL CORAZÓN
"Escuchad, porque voy a decir cosas excelentes, voy a abrir mis labios para cosas rectas. Porque mi boca dice la verdad, y mis labios abominan la impiedad. Justas son todas las razones de mi boca: nada hay en ellas perverso ni torcido. Todas son claras para el que entiende y rectas para los que han hallado sabiduría." (Proverbios 8. 6 – 9)
Muchas personas hablan de errores y problemas en la Biblia. Hay varios libros escritos sobre problemas en la Biblia, a algunas personas inteligentes les pueda parecer que hay problemas en la Biblia. Todos los que estudiamos la Biblia en algún momento, especialmente al comenzar a estudiarla, hemos creído ver algún problema, y aun en el día de hoy hay algunas cosas que no entendemos.
Pero el problema, realmente, no se encuentra en la Palabra de DIOS. El problema está en la mente y el corazón del ser humano. Porque en las palabras de sabiduría no hay nada tergiversado o equivocado.
Gracias a DIOS que no hizo que el evangelio resultara atractivo nada más que para personas de suma inteligencia. Si hubiera sido así, muchas personas habrían quedado apartadas de toda comprensión del mismo. Este es un mensaje que puede ser comprendido por las personas sencillas. Y es en realidad un mensaje sencillo y claro de entender.
No podemos decir nunca, entonces, que hay problemas intelectuales que nos mantienen alejado del Señor.
El problema cuando no entendemos algo, puede ser que hay pecado en nuestra vida, quizás hay cosas en nuestra vida que no queremos cambiar.
El problema no está en nuestra capacidad mental sino en nuestro corazón.
Cuando nuestro corazón se convierta al Señor, ocurrirá algo sorprendente el velo será quitado. Y los problemas se resolverán.
La Palabra de DIOS es clara. El mensaje del Evangelio es tan sencillo que no puede ser mal entendido. Pero sí puede haber una resistencia intencionada, deliberada, al evangelio. Y ese es un problema del corazón.
Y esa es la razón por la cual muchos utilizan la Palabra de DIOS como si fuera un contador Geiger. Un contador de ese tipo sirve para indicarle al ser humano donde hay uranio. Y la reacción ante la Palabra de DIOS indicará donde hay un corazón que cree.
Hay algunas personas que aman la Palabra de DIOS, y entonces la aguja del contador se agitará. Sin embargo, habrá otros que tienen una expresión muy piadosa sobre su rostro y utilizan un vocabulario muy espiritual, que cuando se acercan a la Palabra, no manifiestan ninguna vida ni actividad. El contador indica que están espiritualmente muertos. En realidad, se resisten a la Palabra de DIOS.
El Señor tratará con los que se resisten u oponen a ella. Él tiene formas de comunicarse, de llegar a cada persona en su necesidad personal. Su Espíritu actúa hoy en el mundo, y Él puede llegar hasta los rincones más escondidos del ser humano, allí donde se encuentra el verdadero problema que ata a muchas personas, y Cristo, por su victoria en la cruz, puede romper toda ligadura que impide que una persona acepte por la fe al Señor Jesucristo como su Salvador.
Dios les bendiga abundantemente.
EL PROBLEMA NO ES LA MENTE ES EL CORAZÓN
"Escuchad, porque voy a decir cosas excelentes, voy a abrir mis labios para cosas rectas. Porque mi boca dice la verdad, y mis labios abominan la impiedad. Justas son todas las razones de mi boca: nada hay en ellas perverso ni torcido. Todas son claras para el que entiende y rectas para los que han hallado sabiduría." (Proverbios 8. 6 – 9)
Muchas personas hablan de errores y problemas en la Biblia. Hay varios libros escritos sobre problemas en la Biblia, a algunas personas inteligentes les pueda parecer que hay problemas en la Biblia. Todos los que estudiamos la Biblia en algún momento, especialmente al comenzar a estudiarla, hemos creído ver algún problema, y aun en el día de hoy hay algunas cosas que no entendemos.
Pero el problema, realmente, no se encuentra en la Palabra de DIOS. El problema está en la mente y el corazón del ser humano. Porque en las palabras de sabiduría no hay nada tergiversado o equivocado.
Gracias a DIOS que no hizo que el evangelio resultara atractivo nada más que para personas de suma inteligencia. Si hubiera sido así, muchas personas habrían quedado apartadas de toda comprensión del mismo. Este es un mensaje que puede ser comprendido por las personas sencillas. Y es en realidad un mensaje sencillo y claro de entender.
No podemos decir nunca, entonces, que hay problemas intelectuales que nos mantienen alejado del Señor.
El problema cuando no entendemos algo, puede ser que hay pecado en nuestra vida, quizás hay cosas en nuestra vida que no queremos cambiar.
El problema no está en nuestra capacidad mental sino en nuestro corazón.
Cuando nuestro corazón se convierta al Señor, ocurrirá algo sorprendente el velo será quitado. Y los problemas se resolverán.
La Palabra de DIOS es clara. El mensaje del Evangelio es tan sencillo que no puede ser mal entendido. Pero sí puede haber una resistencia intencionada, deliberada, al evangelio. Y ese es un problema del corazón.
Y esa es la razón por la cual muchos utilizan la Palabra de DIOS como si fuera un contador Geiger. Un contador de ese tipo sirve para indicarle al ser humano donde hay uranio. Y la reacción ante la Palabra de DIOS indicará donde hay un corazón que cree.
Hay algunas personas que aman la Palabra de DIOS, y entonces la aguja del contador se agitará. Sin embargo, habrá otros que tienen una expresión muy piadosa sobre su rostro y utilizan un vocabulario muy espiritual, que cuando se acercan a la Palabra, no manifiestan ninguna vida ni actividad. El contador indica que están espiritualmente muertos. En realidad, se resisten a la Palabra de DIOS.
El Señor tratará con los que se resisten u oponen a ella. Él tiene formas de comunicarse, de llegar a cada persona en su necesidad personal. Su Espíritu actúa hoy en el mundo, y Él puede llegar hasta los rincones más escondidos del ser humano, allí donde se encuentra el verdadero problema que ata a muchas personas, y Cristo, por su victoria en la cruz, puede romper toda ligadura que impide que una persona acepte por la fe al Señor Jesucristo como su Salvador.
Dios les bendiga abundantemente.
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