LECTURA DIARIA:
Salmo 123
Como casi todos los salmos, el cántico expresa el sentir del pueblo de Dios en muchas ocasiones.
El salmista empieza en primera persona, porque representa a toda la comunidad. Al principio sólo levanta la mirada a Dios; reconoce la grandeza, la majestad y el señorío de Dios. El salmista y todo el pueblo toman una actitud de humildad; aceptan su posición de siervos de Dios y confían en su ayuda.
Aunque no involucre daño físico el desprecio es una persecución y una opresión. En todas las épocas los siervos de Dios lo han sufrido frente a los que no se someten al señorío divino. El pueblo pide compasión: que Dios intervenga y que haga algo para aliviarles.
Dios está consciente de las burlas que sus hijos sufren; siempre pueden pedirle socorro.
El Salmo no dice en qué forma se manifestará la compasión y la intervención de Dios, pero el pueblo fiel sabe que Dios escucha y puede dejar toda su vida en sus manos.
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