LECTURA DIARIA:
Salmo 118
Este salmo es un canto de la comunidad, pero cada miembro de esa comunidad puede expresar su fe personal. Aunque se ha sugerido que es un canto victorioso del rey, muchos ven el Salmo como una canción litúrgica usada en una de las grandes fiestas, La Pascua, Pentecostés o Tabernáculos.
La razón por la alabanza se da vez tras vez en los salmos por el amor y la misericordia de Dios. La repetición sirve para enfatizar esta gran misericordia de Dios.
Mejor es refugiarse en Jehová que confiar en los poderosos.
El temor a los hombres disminuye en proporción directa con la comprensión de la grandeza y la misericordia de Dios. A menudo experimentamos temor porque no creemos suficientemente que Dios esté con nosotros.
Habla también de enemigos; en muchísimos salmos el salmista tiene que pedir socorro por la opresión o los ataques de los enemigos de Dios. Aun los justos serán atacados. Los que no entran en la batalla no son los atacados; los que sirven a Dios son los que reciben los ataques de los enemigos de Él.
En las palabras del salmista fortaleza y canción van juntas, como cantos de victoria. Ciertamente es en la morada de los justos donde uno encuentra estos cantos de victoria y de salvación. Se repite que Dios hace proezas. Es el testimonio del salmista que toda la congregación hace suyo.
La entrada a la presencia de Dios es algo tan maravilloso que siempre debe motivarnos a la misma alabanza que presenta este Salmo.
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