UN MOMENTO PARA PENSAR EN DIOS
DESARROLLA DOMINIO PROPIO
"Como ciudad sin defensa y sin murallas es quien no sabe dominarse."
(Proverbios 25. 28)
Es impresionante la importancia que este tema tiene en la vida de las personas y que no siempre se le pone la atención que merece. Hay muchos hijos de DIOS con esta inquietud y que día a día están librando su propia batalla venciendo tentaciones con la ayuda del Espíritu Santo.
La Palabra de DIOS compara a una persona sin dominio propio a una ciudad que está a merced del enemigo y de fortalezas externas que llegan a tener el control de su vida.
Vemos en 2 Timoteo 1.7 que el Apóstol Pablo le dice a su discípulo: "Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio". No obstante los dones y el poder que DIOS concede a sus hijos no se fortalecen por sí solos sino como dice Pablo deben ser avivados por la gracia de DIOS mediante la fe, oración, obediencia y diligencia.
"Vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo." (2 de Pedro 1.5 - 7).
De allí que la clave para tener control espiritual sobre nuestras emociones negativas, pensamientos y actos es la renovación de la mente y que nuestros pensamientos estén de acuerdo con los de DIOS.
En nuestra mente es donde se levantan argumentos negativos críticos e indisciplinados que nos llevan a acciones negativas en contra de la voluntad divina.
Normalmente nuestras acciones son dirigidas por nuestra forma de pensar, así que el primer paso para actuar correctamente es tener pensamientos correctos. En otras palabras, amurallar nuestra ciudad (la mente) con muros fuertes (pensamiento de Cristo) que no puedan ser derribados por los argumentos del diablo y los deseos de la carne.
Dice 2 de Corintios 10.4 - 5: "Las armas con que luchamos no son del mundo, sino que tienen el poder divino para derribar fortalezas. Destruimos argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevamos cautivo todo pensamiento para que se someta a Cristo."
¿Cómo podemos renovar nuestra mente? ¿Cómo puede el fruto del espíritu prevalecer sobre las obras de la carne?
Conociendo nuestra identidad en Cristo, nuestra posición y nuestra relación con El. Podemos tener control sobre nuestros pensamientos y por lo tanto sobre nuestras acciones, por medio del conocimiento y la certeza de que todo ha sido hecho nuevo en nosotros a través de Él.
Que Cristo sea nuestra fortaleza y el Espíritu Santo nuestra guía. Con El todo es posible.
Si lo decidimos, si rechazamos todo pensamiento que se levante en contra de la voluntad de DIOS, si nuestra mirada está puesta en lo celestial y no en lo terrenal.
Recordemos que nuestra mente es el campo de batalla así que mantengámonos firmes no permitiendo que nuestros pensamientos se desvíen y tengamos siempre presente quienes somos en Cristo Jesús.
Dios les bendiga abundantemente.
DESARROLLA DOMINIO PROPIO
"Como ciudad sin defensa y sin murallas es quien no sabe dominarse."
(Proverbios 25. 28)
Es impresionante la importancia que este tema tiene en la vida de las personas y que no siempre se le pone la atención que merece. Hay muchos hijos de DIOS con esta inquietud y que día a día están librando su propia batalla venciendo tentaciones con la ayuda del Espíritu Santo.
La Palabra de DIOS compara a una persona sin dominio propio a una ciudad que está a merced del enemigo y de fortalezas externas que llegan a tener el control de su vida.
Vemos en 2 Timoteo 1.7 que el Apóstol Pablo le dice a su discípulo: "Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio". No obstante los dones y el poder que DIOS concede a sus hijos no se fortalecen por sí solos sino como dice Pablo deben ser avivados por la gracia de DIOS mediante la fe, oración, obediencia y diligencia.
"Vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo." (2 de Pedro 1.5 - 7).
De allí que la clave para tener control espiritual sobre nuestras emociones negativas, pensamientos y actos es la renovación de la mente y que nuestros pensamientos estén de acuerdo con los de DIOS.
En nuestra mente es donde se levantan argumentos negativos críticos e indisciplinados que nos llevan a acciones negativas en contra de la voluntad divina.
Normalmente nuestras acciones son dirigidas por nuestra forma de pensar, así que el primer paso para actuar correctamente es tener pensamientos correctos. En otras palabras, amurallar nuestra ciudad (la mente) con muros fuertes (pensamiento de Cristo) que no puedan ser derribados por los argumentos del diablo y los deseos de la carne.
Dice 2 de Corintios 10.4 - 5: "Las armas con que luchamos no son del mundo, sino que tienen el poder divino para derribar fortalezas. Destruimos argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevamos cautivo todo pensamiento para que se someta a Cristo."
¿Cómo podemos renovar nuestra mente? ¿Cómo puede el fruto del espíritu prevalecer sobre las obras de la carne?
Conociendo nuestra identidad en Cristo, nuestra posición y nuestra relación con El. Podemos tener control sobre nuestros pensamientos y por lo tanto sobre nuestras acciones, por medio del conocimiento y la certeza de que todo ha sido hecho nuevo en nosotros a través de Él.
Que Cristo sea nuestra fortaleza y el Espíritu Santo nuestra guía. Con El todo es posible.
Si lo decidimos, si rechazamos todo pensamiento que se levante en contra de la voluntad de DIOS, si nuestra mirada está puesta en lo celestial y no en lo terrenal.
Recordemos que nuestra mente es el campo de batalla así que mantengámonos firmes no permitiendo que nuestros pensamientos se desvíen y tengamos siempre presente quienes somos en Cristo Jesús.
Dios les bendiga abundantemente.
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