UN MOMENTO PARA PENSAR EN DIOS
LA CULPA TRAE TEMOR
"Huye el malvado sin que nadie lo persiga, pero el justo está confiado como un león." (Proverbios 28. 1)
El pecado indiferentemente del punto de vista que pueda tener el hombre acerca de él, coloca a las personas en un estado de temor permanente y de inculparse a sí mismas.
En cierta ocasión se encontraba un joven escuchando a un pastor que explicaba la Biblia.
Por la forma en que el joven comenzó a inquietarse, el pastor se dio cuenta que este joven estaba viviendo en pecado con una chica.
El comenzó a defender lo que estaba haciendo, aun antes de que alguien le acusara por ello.
El pastor no había dicho nada de lo que este joven estaba haciendo, pero la conciencia de él, de una forma u otra, lo impulsaba a defenderse a sí mismo.
Nadie se había puesto a señalar a este joven, ya que el pastor ni sabía quién era él.
Nadie le había señalado con el dedo, sin embargo este joven se sintió aludido y pensó que debía defenderse. Si él no hubiera reaccionado así, el pastor ni se hubiera enterado de su situación. Porque la discusión se centró en el pecado en general, y no sobre un pecado en particular.
Hay un término psicológico que se suele utilizar: "complejo de culpa". Cierto psicólogo dijo en una ocasión, "todos tenemos un complejo de culpa. Forma parte de nosotros tanto como nuestro brazo derecho. Y nadie puede librarse de ese complejo simplemente por medio de ilusiones o de desearlo".
Y continuó diciendo algo aún más interesante: "nosotros los psicólogos solemos mover el complejo de culpa de un lado a otro, pero no podemos eliminarlo".
Pero el proverbio termina diciendo, pero el justo está confiado como un león. Cuando una persona no es culpable, no se siente culpable, puede ponerse en pie y decir lo que piensa. Si su propia mente está libre de culpa, no tiene temor a los pensamientos y mentes de los demás.
El temor esclaviza las acciones del que ha hecho algo que no está bien. El pecado acobarda a los hombres.
Sean cuales sean las dificultades que el justo encuentre en el camino del deber, no le intimidan.
Las personas que han procedido mal sospecha que hay enemigos por todas partes, se sienten inseguras y paranoicas.
Los justos, aquellos que han confiado su vida al Señor, no temen el castigo por la mala conducta, porque viven una vida que agrada a DIOS; pero si pecan, saben a quién acudir, El es fiel y justo para perdonarnos y librarnos… (1 de Juan 1. 9).
Se sienten confiados como leones porque su fortaleza viene de DIOS.
Dios les bendiga abundantemente.
LA CULPA TRAE TEMOR
"Huye el malvado sin que nadie lo persiga, pero el justo está confiado como un león." (Proverbios 28. 1)
El pecado indiferentemente del punto de vista que pueda tener el hombre acerca de él, coloca a las personas en un estado de temor permanente y de inculparse a sí mismas.
En cierta ocasión se encontraba un joven escuchando a un pastor que explicaba la Biblia.
Por la forma en que el joven comenzó a inquietarse, el pastor se dio cuenta que este joven estaba viviendo en pecado con una chica.
El comenzó a defender lo que estaba haciendo, aun antes de que alguien le acusara por ello.
El pastor no había dicho nada de lo que este joven estaba haciendo, pero la conciencia de él, de una forma u otra, lo impulsaba a defenderse a sí mismo.
Nadie se había puesto a señalar a este joven, ya que el pastor ni sabía quién era él.
Nadie le había señalado con el dedo, sin embargo este joven se sintió aludido y pensó que debía defenderse. Si él no hubiera reaccionado así, el pastor ni se hubiera enterado de su situación. Porque la discusión se centró en el pecado en general, y no sobre un pecado en particular.
Hay un término psicológico que se suele utilizar: "complejo de culpa". Cierto psicólogo dijo en una ocasión, "todos tenemos un complejo de culpa. Forma parte de nosotros tanto como nuestro brazo derecho. Y nadie puede librarse de ese complejo simplemente por medio de ilusiones o de desearlo".
Y continuó diciendo algo aún más interesante: "nosotros los psicólogos solemos mover el complejo de culpa de un lado a otro, pero no podemos eliminarlo".
Pero el proverbio termina diciendo, pero el justo está confiado como un león. Cuando una persona no es culpable, no se siente culpable, puede ponerse en pie y decir lo que piensa. Si su propia mente está libre de culpa, no tiene temor a los pensamientos y mentes de los demás.
El temor esclaviza las acciones del que ha hecho algo que no está bien. El pecado acobarda a los hombres.
Sean cuales sean las dificultades que el justo encuentre en el camino del deber, no le intimidan.
Las personas que han procedido mal sospecha que hay enemigos por todas partes, se sienten inseguras y paranoicas.
Los justos, aquellos que han confiado su vida al Señor, no temen el castigo por la mala conducta, porque viven una vida que agrada a DIOS; pero si pecan, saben a quién acudir, El es fiel y justo para perdonarnos y librarnos… (1 de Juan 1. 9).
Se sienten confiados como leones porque su fortaleza viene de DIOS.
Dios les bendiga abundantemente.
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