sábado, 6 de enero de 2018

Un momento... LA SANTIDAD DEL MATRIMONIO



UN MOMENTO PARA PENSAR EN DIOS
LA SANTIDAD DEL MATRIMONIO
Proverbios 5. 18 – 19

"¡Sea bendito tu manantial y alégrate con la mujer de tu juventud, cierva amada, graciosa gacela! Que sus caricias te satisfagan en todo tiempo y recréate siempre en su amor."

Estos versículos describen el amor en el matrimonio, y la Palabra de DIOS deja en claro que el amor físico y sexual en el matrimonio ha de ser santificados y elevados a un nivel muy alto.
En otros tiempos estos temas se consideraban prohibidos, como si fueran algo sucio o inmoral, incluso entre personas casadas.
¿Ha observado como describe DIOS el amor físico en el matrimonio? Lo eleva al nivel más alto.
Recordemos que el matrimonio fue proyectado por DIOS mismo y dado a la familia humana para el bienestar y beneficio de la humanidad. Una parte de la inmoralidad de nuestro tiempo consiste en librarse del matrimonio.
Ahora, para el hijo de DIOS, el hogar cristiano es una figura de la relación entre Cristo y la Iglesia. Y no puede haber una relación más elevada y santa que ésta. Es por tal motivo que resulta alarmante ver que, de forma creciente, hasta las parejas cristianas se están separando.
Esto debería llevar a los dirigentes y responsables de las iglesias a orar intensamente a DIOS, con un sincero deseo de averiguar qué está mal.
Esta es una indicación más de que la Palabra de DIOS no está afectando a la vida de los cristianos, no está influyendo sobre los miembros de la iglesia.
Dice la carta a los Hebreos 13.4: “Tened todos en alta estima el matrimonio y la fidelidad conyugal, porque Dios juzgará a los adúlteros y a todos los que cometen inmoralidades sexuales”.
DIOS considera que el matrimonio es una hermosa relación. Tiene un carácter elevado y santo, y no debe ser tratado como algo impuro. Pero veamos el otro lado de la imagen: DIOS juzgará a los adúlteros. Supone algo más que una sanción de la relación conyugal, abarca la responsabilidad de las parejas de preservar su intimidad de las prácticas perversas y envilecedoras de una sociedad lasciva.
El apóstol Pedro, en su primera carta 3.7, aconsejó a los maridos que vivieran con sus esposas sabiamente, en un espíritu de comprensión y respeto, y les dio un motivo para ello, diciendo: para que vuestras oraciones no tengan estorbo. Esta era una verdadera prueba. Cuando el esposo y la esposa viven de tal manera el uno con el otro, que tienen alegría y confianza y pueden arrodillarse, orar juntos, y amarse, esa relación entonces representa la relación entre Cristo y Su iglesia.
Dios les bendiga abundantemente.

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