lunes, 1 de enero de 2018

Leyendo... Salmo 102



LECTURA DIARIA:
Salmo 102

Este salmo es una súplica individual, pero el salmista ve su futuro enlazado con el de Sion; mira hacia la restauración de Jerusalén; y en esa mirada profética, Dios lo usa para mirar también hacia el Mesías. El Salmo se incluye entre las llamadas “oraciones de los enfermos”; también se considera uno de los salmos penitenciales. 


La repetición de clamores pudiera dar la impresión de duda: “¿Si pido una vez, no sería duda seguir pidiendo?”, preguntan algunos, pero es un motivo de clamor preseverante.
El escarnio y la opresión de los enemigos hacen peor el sufrimiento. Está tan bajo el salmista que come ceniza y toma lágrimas. Reconoce que su situación es resultado del juicio de Dios sobre él y sobre el pueblo.
El salmista sigue clamando a Dios; pide su intervención (levántate) inmediata; apela a su misericordia y amor en su pacto con su pueblo. Pero ya, en vez de mirar a su propia vida que se está desvaneciendo, mira a Dios que permanece para siempre y que ha hecho promesas a su pueblo.
Cuando Dios quiere restaurar a su pueblo, levanta intercesores para orar a su favor. Los versículos 16 y 17 dicen que la restauración sucederá en respuesta a la oración de los despojados.
Dios hace esto en respuesta a la oración de su pueblo y tendrá alcance a muchos pueblos y reinos.
Por eso podemos confiar en él; esto da seguridad a los que pertenecen a Dios.

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