LECTURA
DIARIA:
Salmo
122
El
salmista expresa el gozo de poder ir a la casa de Dios y alabarle junto con su
pueblo. El tiempo pasado, me alegré, indicaría que el salmista lo escribió
después de regresar de su peregrinación y está reviviendo la grata experiencia.
El
pueblo está unido en alabanza. El salmista tiene muy gratos recuerdos de
Jerusalén.
Cuando
el salmista recuerda la alabanza del pueblo, piensa también en la justicia (los
tronos para el juicio) y en la línea davídica que implica las promesas del
pacto davídico.
El
salmista expresa un deseo ardiente de paz para Jerusalén. El pueblo siempre
tiene que buscar la protección y la ayuda de Dios. Jerusalén ha sido un lugar
muy “peleado”, los creyentes siempre han de buscar su paz, y también la paz de
todas las ciudades.
El
salmista manifiesta sus motivaciones al pedir la paz y la prosperidad de
Jerusalén: su amor para con los hermanos y amigos y porque allí está el
santuario de Dios. Sus oraciones no son egocéntricas, sino desea la bendición
de sus hermanos y la gloria de Dios.
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