jueves, 17 de agosto de 2017

LEYENDO... Job capítulo 8


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LECTURA DIARIA:
Job capítulo 8

Bildad, como los demás amigos, cree que el sufrimiento es castigo y que la muerte de los hijos de Job es prueba del pecado de ellos. Elifaz dio por hecho que Job era esencialmente un hombre justo, aunque temporariamente castigado por Dios debido a alguna falta como las que los mortales no pueden evitar. Pero Bildad tiene menos confianza en la justicia de Job. Todo su aliento a Job depende de la condición si fueras limpio y recto. Bildad no se muestra hostil hacia Job, pero le recomienda que examine su conciencia; porque es únicamente por medio de su inocencia que Job podrá ser librado de sus calamidades. 
La mayor parte del discurso de Bildad desarrolla el tema de que no hay efecto sin causa; la muerte de los impíos ilustra el tema. El discurso concluye con una nota comparativamente alegre, y su mensaje a Job es: “Si eres inocente no morirás.”
El concepto básico de Bildad es que no pervertirá Dios el derecho. Si Dios ha enviado sufrimiento, entonces hubo algún pecado que lo mereciera. El caso de los hijos de Job prueba, según Bildad, su premisa, cuando sus hijos pecaron contra él, él los entregó en mano de su transgresión. En contraste, Job mismo no ha muerto, así que ha de ser inocente de cualquier cosa que merezca la muerte. Lo único que tiene que hacer Job es buscar a Dios en oración y si fuera limpio y recto su oración será escuchada. Todo es claro para Bildad: Los destinos humanos concuerdan totalmente con los méritos humanos.
Bildad apela a la tradición como lo hace Elifaz en 5.27, porque su propia experiencia no puede dilucidar el problema teológico del sufrimiento de Job. 
En dos escenas, cada una concluyendo con su propio resumen, presenta el destino de los que viven sin Dios con una imagen del mundo de la naturaleza, queriendo decir que donde hay castigo tiene que haber también culpabilidad. En la primera, la planta de papiro que se seca por falta de agua prueba su premisa, y es también a la vez una metáfora del destino del impío. En la segunda, aparece la imagen de una telaraña como símbolo de lo pasajero y de que no se puede depender de la confianza del impío, que el arrancar una planta es una metáfora de la destrucción de la persona sin Dios.
Bildad termina con una nota de esperanza, Dios no rechaza al íntegro. Y es obvio que cree que Job aún puede dar pruebas de ser un hombre tal. Pero la sabiduría de Bildad es demasiado superficial para la situación de Job. Y aquí también hay una cruel ironía. Porque si Job hace lo que Bildad recomienda e “implora la gracia del Todopoderoso” y aprovecha su piedad para obtener la salida de su sufrimiento, ¿no estará, sin querer, probando que satanás tiene razón, que Job no teme a Dios sin intención de recibir recompensa?

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