viernes, 4 de agosto de 2017

LEYENDO... Ester capítulo 6


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LECTURA DIARIA:
Ester capítulo 6

Las acciones de Ester, tan calculadas como parecían, reflejaban la sabiduría que le fue dada durante el ayuno. 
Aquella noche se le fue el sueño al rey. Este detalle sin importancia fue el punto decisivo en la secuencia de eventos que cambió el curso de esta historia, porque el rey escuchó la lectura de lo que se había escrito sobre la denuncia de Mardoqueo en relación con el complot para asesinarlo. El gran cambio que sucedió inmediatamente fue por la obligación que el rey sentía de dar una recompensa digna al que le había salvado la vida. Era natural que consultara con su ministro principal en la toma de una decisión tan importante. Amán llegó temprano al palacio porque necesitaba el consentimiento del rey para ajusticiar a Mardoqueo, pero antes de que pudiera articular su petición el rey había traído a luz otro asunto: Cómo honrar a un súbdito que bien lo merecía. Imaginándose que él sería el que recibiría tal honor, Amán en forma entusiasta describió su propia ambición. Deseaba recibir el prestigio y alabanza que pertenecían a un hombre honrado por su soberano; ponerse la vestidura real, cabalgar en su caballo y, en realidad, hacerse pasar por él y recibir un homenaje digno del rey. Su equivocación fue total. 
El rey ignoraba las esperanzas de Amán y de ironía amarga en el dilema de Amán al pedírsele que honrara a Mardoqueo en vez de colgarlo. Lo peor fue la pérdida de su prestigio ante el pueblo, ya que todos sus amigos sabían de la horca que se había construido y que se podía ver en lo alto de la ciudadela, y del complot de Amán en contra de Mardoqueo. 
En vez de ser ahorcado, Mardoqueo regresó a la puerta del rey, indiferente a los eventos, pero sin duda fascinado por el cambio súbito de su enemigo. Amán por su lado estaba mortificado y no recibió consuelo de parte de su esposa; el ambiente en la casa había cambiado. Las mentes supersticiosas interpretaron las señales y le retiraron su confianza. Los eventos ahora se suceden rápidamente. 
Los mensajeros del rey ya estaban a la puerta para llevar a Amán al segundo banquete de Ester. Le había llegado la hora.

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