domingo, 27 de agosto de 2017

LEYENDO... Job capítulo 18


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LECTURA DIARIA:
Job capítulo 18

Después de un discurso inicial dirigido a Job, Bildad da un segundo discurso que contiene una descripción del destino que espera a los impíos. Esto podría interpretarse como la predicción que Bildad hace del futuro de Job; pero es más probable que el segundo discurso de Bildad debiera interpretarse a la luz del primero y considerar que está describiendo la clase de persona que Job no es. Sigue afirmando la enseñanza popular, pero su descripción es tan extrema, tan blanca y negra, que seguramente se espera que no encontremos nada convincente ni en él ni en su doctrina. Bildad quiere que el mundo sea predecible y ordenado. Puede ver en Job, quien libra una batalla entre doctrina y experiencia, únicamente a alguien que se está destrozando. 
Y considera la demanda de Job de una nueva teología muy inquietante: ¿Será removida la peña de su lugar? Elifaz, en su descripción del destino de los impíos (15.20-35), había enfocado el tema de cómo el impío experimenta terror e inseguridad a lo largo de su vida. Aquí Bildad se concentra en los últimos días del impío, describiendo cómo es atrapado por la muerte, arrancado de su vivienda y llevado a comparecer ante el señor de las tinieblas. 
La muerte era presentada en la mitología antigua como un rey señoreando sobre el mundo de los muertos. El primogénito de la muerte será uno de sus hijos, así como la enfermedad y los terrores son sus agentes que arrastran a la gente desde la vida hacia abajo a su reino. A lo largo de la descripción de Bildad del impío aparecen varios paralelos a la experiencia de Job. Aunque estos paralelos son de mal gusto, su propósito no es recalcar que Job sea un pecador, sino más bien advertirle de lo que le sucederá si no cambia su conducta.

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