miércoles, 16 de agosto de 2017

LEYENDO... Job capítulo 7


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LECTURA DIARIA:
Job capítulo 7

Otra vez el deseo de morir se apodera de Job, pero esta vez entrelazado con su experiencia de lo inútil y miserable de la vida humana en general y con una apelación a Dios para que lo deje tranquilo a fin de poder morir en paz. 
Job proyecta aquí su propia desesperación sobre la existencia humana en general. Su depresión lleva ahora no tanto a la ira sino a un lamento sobre el trabajo pesado y estéril de la vida. Sus días son iguales a los días de la humanidad en general; la vida que es apenas un soplo es el destino humano y el hecho de que el que desciende al Seol no volverá a subir es universal para la humanidad. Sin embargo, paradójicamente, la vida que es tan breve puede ser tan tediosa: El suceso singular que Job anhela, la muerte, parece demorarse infinitamente, por lo que es como el esclavo que anhela la sombra.
Los únicos cambios que nota son en la condición de sus costras, que un día se endurecen y otro, se resquebrajan con pus que supura. 
Job ha tenido dos razones para hacer su sorprendente pedido de que Dios lo deje tranquilo. La primera ha sido la miseria de su vida llena de dolor; la segunda, la certidumbre de su próxima muerte. No tiene ya nada que perder. Pero de lo que tiene que quejarse es de que Dios, lejos de dejarlo tranquilo, lo trata como si fuera uno de los monstruos legendarios de las profundidades, Yam (el mar) o Tannin (monstruo marino) que tuvo que ser frenado por Dios. Job vuelve al tema de lo desproporcionado. En el Salmo 8 el salmista hace la pregunta: “¿Qué es el hombre?” expresa la maravilla de que el ser humano, aparentemente insignificante en la escala del universo, es objeto del interés del Dios Todopoderoso. En Job: “¿Qué es el hombre?” empieza con una reprimenda a Dios de que la preocupación de Dios por los seres humanos no ha sido para el beneficio de ellos sino para realizar un examen perpetuo, una crueldad inexplicable. 
Job se siente uno de estos insignificantes seres humanos. Supongamos que realmente ha pecado. ¿Puede eso haber perjudicado tanto a Dios que lo tiene que castigar tan severamente? 
Job estaba expresando sus sentimientos de que Dios parecía su enemigo, alguien que lo observaba sin misericordia retorcerse en su miseria. 
Sabemos que Dios vela por todo lo que nos sucede. Nunca debemos olvidar que nos mira con compasión, y no con escrutinio crítico. Sus ojos son ojos de amor.

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