lunes, 7 de agosto de 2017

LEYENDO... Ester capítulo 9


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LECTURA DIARIA:
Ester capítulo 9

Cuando llegó el día el 13 de Adar, los judíos ganaron poder sobre los que les aborrecían; las víctimas llegaron a ser los victoriosos. Mardoqueo y su pueblo inspiraban temor, como si el temor a Dios se hubiera apoderado de la población entre los no judíos. 
Sin embargo, el derramamiento de sangre no se podía evitar del todo. Amán evidentemente seguía teniendo sus fieles seguidores, listos para apoyar el liderazgo que proveyeran sus hijos. Este núcleo de resistencia potencial dentro de la ciudadela de Susa fue el primero en ser eliminado. No quedó ni uno que apoyara su causa. Pero la propiedad de la familia permaneció intacta. 
Ester, a su vez, interesada en exhibir la caída de Amán, pidió que se ahorcara públicamente a los hijos de Amán, y completar la ejecución de otros enemigos de los judíos en la ciudad de Susa. 
Para lograrlo, Ester pidió un día más, y murieron 300 hombres más. Así los judíos tuvieron reposo de sus enemigos. Su liberación de la destrucción tenía que ser celebrada, de allí la institución de un día festivo en el día 14 de Adar, una vez que había pasado el temido día 13. Sin embargo, en Susa, el 15 era día de celebración por la petición adicional de Ester. Por todos lados se compartían alegremente comidas festivas, asegurando que nadie fuera excluido. Por lo tanto, la intención de Amán de exterminar a la raza judía tuvo el efecto de reforzar los lazos entre sus miembros, y aumentar el espíritu comunitario entre ellos al recordar su peligro compartido y su liberación.
A la Pascua, la fiesta de las Semanas (Pentecostés) y los Tabernáculos fueron establecidos en el calendario litúrgico por la ley de Moisés (Deuteronomio 16.1-17); Mardoqueo añadió la fiesta de Purim. 
Decretó que en el día 14 y el día 15 de Adar se celebraran cada año en agradecimiento por la liberación de la amenaza de su exterminio, que tenía sus paralelos con la liberación de la esclavitud bajo el Faraón en el éxodo. 
La Pascua y Purim hablan de la tristeza cambiada en alegría y el duelo en celebración. Mardoqueo ordenó que la hospitalidad generosa, con mención especial de cuidar a los pobres, debía marcar la festividad con abundante generosidad. 
El peso de la autoridad de la reina Ester se añadió al de Mardoqueo al emitir el decreto. En aquel entonces se necesitaba autorización escrita para establecer las leyes en todo el imperio. Cada provincia tenía su copia auténtica del edicto real, debidamente sellado, para que nadie pudiera pretextar su ignorancia.

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