sábado, 19 de agosto de 2017

LEYENDO... Job capítulo 10


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LECTURA DIARIA:
Job capítulo 10

Como en los otros discursos de Job, el de este capítulo termina con un reclamo apasionado y directo a Dios. Job no se contenta con hablar de Dios en tercera persona, sino que sabe que como está tratando con el propio Dios, es a Dios a quien debe dirigirse. El discurso consta de cuatro partes: su intención (1, 2); el repaso de las motivaciones de Dios para tratar a Job como lo ha hecho (3-7); la contradicción entre los propósitos reales y aparentes de Dios al crear a Job y al mantenerlo con vida (8-17); y su apelación para ser liberado de la presencia opresiva de Dios (18-22). 
Job piensa hacer de esto una controversia legal con Dios. Como el acusado en un caso ante un tribunal, pide un informe de los cargos en su contra. 
En tres preguntas, Job especula sobre los motivos de la conducta de Dios hacia él. ¿Le ha sido de algún beneficio a Dios? Seguramente Dios no habrá tenido ninguna ganancia del maltrato a Job. ¿Es la visión de Dios la de un hombre que actúa con tanta miopía en su trato con Job? ¿Le queda tan poco tiempo a Dios para vivir que tiene que actuar con tanta urgencia contra Job? 
Job describe como fue creado por la mano de Dios y de cómo lo preservara; ha sido formado como el barro, lo ha derramado como la leche cuajándolo hasta convertirlo en queso, lo entretejió como la obra de un telar y le dio vida. 
Pero en medio de todo, parece que Dios, según Job, ha tenido un propósito muy diferente, adjudicarle culpa a Job. Job no está admitiendo que sea culpable; quiere expresar que, sea él impío o inocente, pero a pesar de eso el “cuidado” de Dios por él ha sido convertirlo en el blanco de su ataque. 
Job está doblemente desesperado; no puede encontrar la manera de acercarse a Dios para ganarse una vindicación de su parte, y siente que está en las manos de un Dios airado que lo hará sufrir sea o no inocente. No sorprende, entonces, que Job caiga nuevamente en su desesperación que ya vimos en el capítulo 3, mezclado con el ruego de que Dios lo dejara.

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