miércoles, 15 de mayo de 2019

Tiempo... Romanos 6. 15 - 23



TIEMPO DE REFLEXIÓN

“¿Qué, pues? ¿Pecaremos, porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia? En ninguna manera. 
¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia?  Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia. Hablo como humano, por vuestra humana debilidad; que así como para iniquidad presentasteis vuestros miembros para servir a la inmundicia y a la iniquidad, así ahora para santificación presentad vuestros miembros para servir a la justicia.  Porque cuando erais esclavos del pecado, erais libres acerca de la justicia.  ¿Pero qué fruto teníais de aquellas cosas de las cuales ahora os avergonzáis? Porque el fin de ellas es muerte.  Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna.  Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro”. Romanos 6. 15 - 23


En el mundo, hablando espiritualmente, hay dos reinos opuestos. El reino de la luz y el reino de las tinieblas.  El reino de la luz está dirigido por Dios; y todo el ejército de ángeles, arcángeles, serafines, querubines, etc.  El reino de las tinieblas está dirigido por satanás, espíritus inmundos, demonios, gobernadores de las tinieblas y huestes espirituales de maldad entre otros.  
Entre estos dos reinos, no hay nada intermedio; o se es de un lado o se es del otro lado.  Por eso dijo Jesús: “El que no es conmigo, contra mí es” Mateo 12. 30.  
Si alguien dice ser ateo y no servirle a nadie, entonces ya de por sí, está clasificado en el reino de las tinieblas, debido a que su incredulidad es el mayor de los pecados.  
Las tinieblas están dedicadas a expandir el mal por el mundo usando como instrumento al hombre y su paga es la condenación eterna para quienes prestan sus miembros para servir al pecado.  El diablo quiere cazar el mayor número de almas que pueda, para que lo acompañen eternamente; pues él ya fue juzgado y no quiere perderse solo.  
El reino de la luz está dedicado a expandir la justicia por medio del sacrificio de nuestro Señor Jesucristo y su paga es la vida y el gozo eternos.
Basados en estas verdades bíblicas, podemos concluir que el hombre, sirve al pecado o sirve a la justicia; pero no hay una tercera cosa a la que le pueda servir.  Y si le sirve al pecado, entonces su señor es el diablo y si le sirve a la justicia, entonces su señor es Jesucristo.  
Si el hombre, aún no se ha convertido a Dios y sigue siendo un hombre carnal, entonces indudablemente le estará sirviendo a la carne y al mundo con sus pasiones y deseos, lo cual es pecado.  Y es mejor servir a Dios, quien nos recompensará con vida eterna y no servirle al diablo, quien nos enviará al infierno por una eternidad. 
La esclavitud al pecado tiene como fruto o consecuencia la muerte, más los que han creído, ahora son hijos de Dios, tienen como fruto la santificación y el fin de ellos será la vida eterna.
Dios les bendiga abundantemente.  

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