TIEMPO
DE REFLEXIÓN
“¿Qué,
pues? ¿Pecaremos, porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia? En
ninguna manera.
¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para
obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para
muerte, o sea de la obediencia para justicia? Pero gracias a Dios,
que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella
forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; y libertados del pecado,
vinisteis a ser siervos de la justicia. Hablo como humano, por vuestra
humana debilidad; que así como para iniquidad presentasteis vuestros miembros
para servir a la inmundicia y a la iniquidad, así ahora para santificación
presentad vuestros miembros para servir a la justicia. Porque cuando
erais esclavos del pecado, erais libres acerca de la justicia. ¿Pero
qué fruto teníais de aquellas cosas de las cuales ahora os avergonzáis? Porque
el fin de ellas es muerte. Mas ahora que habéis sido libertados del
pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y
como fin, la vida eterna. Porque la paga del pecado es muerte, más
la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro”. Romanos 6. 15
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En
el mundo, hablando espiritualmente, hay dos reinos opuestos. El reino de la luz
y el reino de las tinieblas. El reino de la luz está dirigido por
Dios; y todo el ejército de ángeles, arcángeles, serafines, querubines,
etc. El reino de las tinieblas está dirigido por satanás, espíritus
inmundos, demonios, gobernadores de las tinieblas y huestes espirituales de
maldad entre otros.
Entre
estos dos reinos, no hay nada intermedio; o se es de un lado o se es del otro
lado. Por eso dijo Jesús: “El que no es conmigo, contra mí es” Mateo
12. 30.
Si
alguien dice ser ateo y no servirle a nadie, entonces ya de por sí, está
clasificado en el reino de las tinieblas, debido a que su incredulidad es el
mayor de los pecados.
Las
tinieblas están dedicadas a expandir el mal por el mundo usando como
instrumento al hombre y su paga es la condenación eterna para quienes prestan
sus miembros para servir al pecado. El diablo quiere cazar el mayor
número de almas que pueda, para que lo acompañen eternamente; pues él ya fue
juzgado y no quiere perderse solo.
El
reino de la luz está dedicado a expandir la justicia por medio del sacrificio
de nuestro Señor Jesucristo y su paga es la vida y el gozo eternos.
Basados
en estas verdades bíblicas, podemos concluir que el hombre, sirve al pecado o
sirve a la justicia; pero no hay una tercera cosa a la que le pueda servir. Y
si le sirve al pecado, entonces su señor es el diablo y si le sirve a la
justicia, entonces su señor es Jesucristo.
Si
el hombre, aún no se ha convertido a Dios y sigue siendo un hombre carnal,
entonces indudablemente le estará sirviendo a la carne y al mundo con sus
pasiones y deseos, lo cual es pecado. Y es mejor servir a Dios,
quien nos recompensará con vida eterna y no servirle al diablo, quien nos
enviará al infierno por una eternidad.
La
esclavitud al pecado tiene como fruto o consecuencia la muerte, más los que han
creído, ahora son hijos de Dios, tienen como fruto la santificación y el fin de
ellos será la vida eterna.
Dios
les bendiga abundantemente.
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