LECTURA
DIARIA:
Hechos
capítulo 22
Aquí
comienza la segunda de las tres narraciones sobre la conversión de Pablo en los
Hechos.
La primera (9.1-19) es el recuento que hace Lucas del acontecimiento.
La segunda (vv. 6-21) y la tercera (26.12-18) es el relato que el mismo Pablo
hizo en su testimonio público ante los judíos, y más tarde ante las
autoridades.
Gamaliel
era el rabí más honorable del primer siglo. Reconocido y respetado como un experto
en leyes religiosas y como un gran moderador. Pablo mostró sus credenciales
como un hombre bien educado y preparado por el rabí judío más respetado.
Al
decir que fue celoso de Dios, al igual que sus oyentes, Pablo reconoce sus
motivos sinceros al tratar de matarlo y también reconoce que algunos años antes
hubiera hecho lo mismo a los líderes cristianos. Pablo siempre procuraba
establecer un punto común con su audiencia antes de lanzarse de lleno a la
defensa del cristianismo. Después de ganar su atención y establecer una base
común con su audiencia, Pablo les testificó. Les explicó cómo alcanzó la fe en
Cristo. Las palabras que resuenan son buenas, pero es más importante testificar
de lo que Cristo ha hecho en nosotros. No importa cómo presentemos nuestro
mensaje, no todos lo aceptarán, y Pablo lo sabía. Debemos exponer el evangelio
con fidelidad y responsabilidad, y luego dejar el resultado a Dios. Esta gente
escuchó a Pablo a propósito, esperando atraparle y acusarle. La palabra gentil
exteriorizaba toda su ira y orgullo. Suponían ser una luz a los gentiles,
hablándoles acerca del único Dios verdadero. Pero ellos renunciaron a esa
misión por convertirse en separatistas y exclusivistas. El plan de Dios, sin
embargo, no se acabó; los gentiles oirían las buenas nuevas mediante cristianos
judíos como Pablo y Pedro.
La
pregunta de Pablo detuvo a los oficiales, porque por ley, un ciudadano romano
no podía castigarse sin antes probarse su culpabilidad en un crimen. Pablo era
ciudadano romano por nacimiento, mientras que el tribuno tuvo que comprar su
ciudadanía. La compra de una ciudadanía era común y una buena fuente de
ingresos para el gobierno romano, pero una ciudadanía adquirida se consideraba
inferior a la de nacimiento.
Pablo
usó la persecución como una oportunidad para testificar. Ahora hasta sus
enemigos le prepararon las condiciones para que hablara ante el Sanedrín
(concilio judío) en pleno.
El
mensaje de Jesús y la cruz es locura para el mundo, pero para aquellos que se
salvan es algo muy razonable. El evangelio es la sabiduría y el poder de Dios.
La
reacción de la multitud fue tan violenta que las autoridades romanas
sospecharon que Pablo pudiese haber cometido en gran crimen, el cual trataron
que confesara propinándole azotes.
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