viernes, 24 de mayo de 2019

Tiempo... Romanos 15. 13



TIEMPO DE REFLEXIÓN

“Que el Dios de la esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo”. Romanos 15.13


Cuando la Biblia habla de “esperanza,” no está hablando de pensamiento positivo; está hablando acerca de confiar en Dios. 
Mucha gente dice “tengo esperanza” cuando quieren decir “yo deseo”.
La esperanza bíblica es una certeza, no una probabilidad. Debido a que en Dios solamente reposa mi alma, porque de él viene mi esperanza. (Salmo 62.5). 
La esperanza es real, porque se funda en la fe en el contenido de la Palabra de Dios. 
La esperanza bíblica es posible cuando existe la creencia en el Dios vivo, que actúa e interviene en la vida humana y en lo cual se puede confiar para mantener Sus promesas. 
La esperanza es la expectativa incuestionable de la realidad futura de las bendiciones de Dios, basado en la manifestación de las actividades de las acciones fieles de Dios, como se revela en la Biblia. 
La palabra “esperanza” en la Biblia expresa confianza y seguridad en relación con el futuro porque se basa en las promesas, el carácter y la fidelidad de Dios. La esperanza es mirar hacia adelante a algo con un sentido de expectativa y confianza. Un cristiano siempre sabe que tiene esperanza porque tiene a Dios en su corazón y la esperanza siempre debe estar en sus pensamientos. 
La fe y la esperanza son inseparables. Cuando se tiene fe, se tiene esperanza, y viceversa. De hecho, están unidos con el amor que cubre todo. (1 Corintios 13.13). 
La esperanza es un don de Dios para nosotros, que es: “Cristo en vosotros, la esperanza de la Gloria.” (Colosenses 1.27). 
En otras palabras, la esperanza bíblica no es un escape de la realidad o de los problemas y no nos deja inactivo. 
La esperanza nos da alegría y paz.
La esperanza depende de saber y descansar en la gracia de Dios. “Y el mismo Jesucristo Señor nuestro, y Dios nuestro Padre, el cual nos amó y nos dio consolación eterna y buena esperanza por gracia, conforte vuestros corazones y os confirme en toda buena palabra y obra.” 
(2 Tesalonicenses 2.16-17). 
Dios les bendiga abundantemente.

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