LECTURA
DIARIA:
Hechos
capítulo 28
La
isla de Malta se hallaba a cien kilómetros al sur de Sicilia. Dios le prometió
a Pablo una travesía segura y no permitiría que nada detuviera a su siervo.
La
víbora venenosa que mordió a Pablo no pudo causarle daño. Estas personas eran
muy supersticiosas y creían en muchos dioses. Cuando vieron que a Pablo no le
afectó el veneno de la víbora, pensaron que estaban delante de un dios. Pablo
continuó ministrando a otros, aun como náufrago y prisionero. Solamente en este
viaje, el centurión, el principal de Malta y muchos otros recibieron su
influencia.
El
mensaje del evangelio se había esparcido por Roma en formas diversas. Muchos
judíos que vivían en Roma visitaron Jerusalén durante las fiestas religiosas.
Algunos quizás asistieron en Pentecostés, creyeron en Jesús y llevaron el
mensaje a su regreso a Roma. También, Pablo escribió su carta a los romanos
antes de visitarlos.
El
Foro de Apio era un pueblo situado a 70 km al sur de Roma; Tres Tabernas estaba
localizado a 55 km al sur de Roma. Una taberna era un lugar donde se vendían
alimentos y se ofrecía alojamiento a los viajeros. Los cristianos públicamente
fueron para recibir a Pablo y animarlo.
El
edicto de Claudio de expulsar a los judíos de Roma debió haber sido temporal porque los líderes
judíos regresaron a Roma.
Pablo
quería predicar el evangelio en Roma y, finalmente llegó allí encadenado, a
través de naufragios y después de muchas pruebas. A pesar que pudo haber
deseado una travesía más fácil, sabía que Dios lo había bendecido mucho al
permitirle reunirse con los creyentes en Roma y predicar el mensaje a judíos y
a gentiles en esa gran ciudad. Dios hizo que todas las cosas redundaran para el
bien de Pablo.
Los
romanos denunciaban a los cristianos en todas partes porque los veían como una
amenaza para el sistema romano. Los cristianos creían en un Dios, en cambio los
romanos tenían muchos dioses, incluyendo al César. Los cristianos estaban
comprometidos a una autoridad de mayor rango que el César.
Pablo
usó el Antiguo Testamento para enseñar a los judíos que Jesús era el Mesías, el
cumplimiento de las promesas de Dios. La epístola a los Romanos escrita diez
años antes, revela el diálogo que sostuvo Pablo con los judíos en Roma.
Mientras
Pablo vivió bajo arresto domiciliario, hizo más que hablar a los judíos.
Escribió cartas, llamadas comúnmente sus epístolas de la prisión: Efesios,
Colosenses y Filipenses, asimismo cartas personales, como la dirigida a
Filemón.
Pablo
testificó a todo el pretorio y se relacionó con los creyentes de dicha ciudad.
El
libro de Hechos narra la historia de la iglesia cristiana y su expansión en
círculos cada vez más amplios tocando a Jerusalén, Antioquía, Efeso y Roma: las
ciudades más influyentes del mundo oriental. Hechos también muestra los
milagros sorprendentes y los testimonios de los héroes y mártires de la iglesia
primitiva: Pedro, Esteban, Jacobo, Pablo. El Espíritu Santo impulsó y llevó
todo el ministerio al obrar en la vida de gente ordinaria: mercaderes,
viajeros, esclavos, carceleros, líderes de iglesia, hombres, mujeres, gentiles,
judíos, ricos, pobres. Muchos héroes desconocidos de la fe continúan los hechos
del Espíritu Santo a través de generaciones posteriores, cambiando el mundo con
un mensaje que sigue siendo el mismo: Cristo Jesús es Señor y Salvador para
todo aquel que le sigue. Es ese mismo mensaje que como cristianos debemos
llevar a nuestro mundo, para que muchos más oigan y crean.
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