TIEMPO DE REFLEXIÓN
“Pero la serpiente le dijo a
la mujer: No es cierto. No morirán. Dios sabe muy bien que cuando ustedes
coman del fruto de ese árbol podrán saber lo que es bueno y lo que es malo, y
que entonces serán como Dios.
La mujer vio que el fruto del árbol era hermoso, y le dieron ganas de comerlo y de llegar a tener entendimiento. Así que cortó uno de los frutos y se lo comió. Luego le dio a su esposo, y él también comió. En ese momento se les abrieron los ojos, y los dos se dieron cuenta de que estaban desnudos. Entonces cosieron hojas de higuera y se cubrieron con ellas”. Génesis 3. 4 – 7.
La mujer vio que el fruto del árbol era hermoso, y le dieron ganas de comerlo y de llegar a tener entendimiento. Así que cortó uno de los frutos y se lo comió. Luego le dio a su esposo, y él también comió. En ese momento se les abrieron los ojos, y los dos se dieron cuenta de que estaban desnudos. Entonces cosieron hojas de higuera y se cubrieron con ellas”. Génesis 3. 4 – 7.
En la tentación del jardín
del Edén Satanás quiso interponerse entre el alma del ser humano y Dios. En
otras palabras, quiso apartar al hombre de Dios para ganarle para sí mismo,
para convertirse en su dios. El hombre de aquellos días no fue tentado a robar,
ni a mentir, ni a codiciar. Fue tentado sencillamente a dudar de Dios.
Aquí comienza el gran drama
que se está representando en el escenario de la historia humana y que después
de casi seis mil años aún no ha llegado a su fin.
Encontramos la explicación
divina sobre la actual condición caída de nuestra raza. Aprendemos acerca de
las estratagemas sutiles de nuestro enemigo, el diablo.
Aquí contemplamos la
impotencia total del hombre para transitar por el sendero de la justicia sin
contar con la gracia divina. Descubrimos los efectos espirituales del pecado y
al hombre procurando huir de Dios. Discernimos la actitud de Dios hacia el
pecador culpable.
Aquí observamos la tendencia
universal de la naturaleza humana de cubrir su propia vergüenza moral por medio
de obras realizadas por sus propias manos.
Se nos enseña sobre la
provisión misericordiosa que Dios ha hecho para hacer frente a nuestra gran
necesidad.
Y aprendemos, por sobre
todas las cosas, que el hombre no puede acercarse a Dios, a no ser que sea a
través de un mediador.
Dios les bendiga
abundantemente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario