TIEMPO DE REFLEXIÓN
“Vi al Cordero, que estaba
de pie sobre el monte Sión. Con él había ciento cuarenta y cuatro mil personas
que tenían escrito en la frente el nombre del Cordero y de su Padre”. Apocalipsis 14. 1
El Pastor, el Señor
Jesucristo que comenzó cuidando sus ovejas ahora es identificado como el
Cordero.
Juan nos relata que continúa
cuidando a Su rebaño; Él no dejó que ni una sola se perdiera. Porque Él las
redimió, las selló, y las guardó, porque Él es el Gran Pastor de las ovejas. Él
logró que todas Sus ovejas pudieran atravesar este terrible período.
El Señor Jesucristo es quien
tendrá la última palabra. El Señor Jesucristo será quien tenga la última
palabra, el Cordero. Caerá Babilonia, que será la gran capital política, la
gran capital comercial, y la gran capital religiosa del mundo durante la Gran
Tribulación.
Todos los seguidores de la
Bestia, el Anticristo, serán derrotados y juzgados. Muchos de los creyentes que
vivan en ese tiempo sufrirán el martirio, pero, a pesar de su sufrimiento y
muerte, ellos no serán los perdedores, los derrotados por el mal.
La visión de Juan se abre
con el Cordero de pie en triunfo en el Monte de Sion, y con Él los que lo
siguen en sus frentes hay una marca: están marcados con Su nombre y el de Su
Padre. Esta marca es todo lo opuesto a la marca de la Bestia, el 666. Esta
marca constituye el sello que identificará a los que dará testimonio de que
pertenecen a Dios.
Ambas marcas, las de la
bestia, como la de Jesucristo representarán propiedad, lealtad, protección,
dependencia, incluso inmunidad. Unos para vida eterna y otros para perdición
eterna.
Dios no quiere que nadie se
pierda la decisión final es de cada uno.
Dios les bendiga
abundantemente.
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