LECTURA
DIARIA:
Apocalipsis
capítulo 12
Juan
ve el conflicto entre Dios y satanás. El ve la fuente de todo pecado, maldad,
persecución y sufrimiento en la tierra y comprende por qué la gran batalla
entre las fuerzas de Dios y satanás debe tener lugar pronto.
En estos capítulos
se pone al descubierto la naturaleza del maligno y se ve a satanás en toda su
maldad.
La
mujer representa al pueblo fiel de Dios que ha esperado al Mesías; la corona de
doce estrellas sobre su cabeza representa a las doce tribus de Israel. Dios
aparta a los judíos para sí y esa nación dio nacimiento al Mesías. El hijo
varón es Jesús, nacido a una judía devota, María. El perverso rey Herodes
intentó de inmediato destruir al niño Jesús. El deseo de Herodes de dar muerte
a este "Rey", a quien vio como un peligro para su trono, fue motivado
por satanás (el dragón escarlata) que quiso dar muerte al Salvador del mundo.
El
espectáculo celestial de Apocalipsis 12 muestra que Cristo, al nacer
silenciosamente en el pueblo de Belén, tuvo un significado cósmico.
El
enorme dragón escarlata, satanás, tiene siete cabezas, diez cuernos y siete
coronas, que representan su poder y el reino del mundo sobre el que tiene
autoridad. Por lo general se consideran las estrellas que cayeron a tierra con
él como los ángeles que cayeron con satanás y que se convirtieron en sus
demonios.
El
desierto representa un lugar de refugio espiritual y protección de satanás. Al
ayudar en la fuga de la mujer hacia el desierto, Dios ofrece seguridad a todo
creyente fiel. Satanás siempre ataca al pueblo de Dios, pero Dios los mantiene
seguros espiritualmente. Algunos experimentarán daño físico, pero todos serán
protegidos de daño espiritual. Dios no permitirá que satanás tome las almas de sus
verdaderos seguidores.
Los
1,260 días (tres años y medio) es la misma duración de tiempo que se le
permitió al dragón para dominar la tierra y que la ciudad santa fue hollada. Este acontecimiento cumple lo que manifiesta
Daniel 12. 1. Miguel es un ángel de alto rango. Una de sus responsabilidades es
proteger a la comunidad de los creyentes en Dios.
En
el nacimiento, muerte y resurrección de Cristo una batalla entre las fuerzas
del bien y del mal estuvo de por medio. Con la resurrección de Cristo, se
aseguró la derrota de satanás.
Algunos
creen que la caída de satanás a la tierra tuvo lugar en la resurrección de
Jesucristo o en su ascensión, y que los 1,260 días (tres años y medio) es una
forma simbólica de referirse al período intermedio entre la primera y Segunda
Venidas de Cristo. Otros dicen que la derrota de satanás tuvo lugar en el punto
medio de una tribulación literal de siete años, seguida del arrebatamiento de
la Iglesia y precediendo a la Segunda Venida de Cristo y en el comienzo de su
reinado de mil años. Sea como fuere, debemos recordar que Cristo es victorioso,
satanás ha sido derrotado por la muerte de Cristo en la cruz.
Satanás
no es un símbolo ni una leyenda; él es muy real. Originalmente fue un ángel de
Dios, pero a causa de su orgullo, llegó a corromperse. Satanás es el enemigo de
Dios y constantemente procura obstaculizar la obra de Dios, pero está limitado
por el poder de Dios y puede hacer solamente lo que se le permite. El nombre satanás
significa "acusador" (12.10).
A
pesar de que Dios permite que satanás haga su obra en este mundo, Dios está en
control de la situación. Y Jesucristo tiene poder completo sobre satanás; lo ha
vencido al morir y resucitar por los pecados de la humanidad.
Un
día satanás será encarcelado para siempre, y nunca volverá a hacer su obra
maligna.
El
golpe crítico a satanás vino cuando el Cordero, Jesucristo, derramó su sangre
por nuestros pecados. Se gana la victoria mediante el sacrificio: la muerte de
Cristo en nuestro lugar para pagar por el pecado y los sacrificios que hacemos
por nuestra fe en El. El diablo empieza a apresurar su persecución porque sabe
que le queda "poco tiempo". Vivimos en los últimos días y la obra de
satanás es más intensa. Satanás sabe que la gran confrontación con Jesucristo
está cerca. Por esa razón procura con desesperación reclutar una fuerza enemiga
tan grande como le sea posible para la batalla final.
Mientras
la mujer representa a los judíos fieles
y el hijo representa a Cristo, los demás hijos podrían ser los judíos creyentes
o, más probable, todos los creyentes.
El
apóstol Pablo dice que estamos en una lucha espiritual (Efesios 6.10-12). Juan
dice que la guerra todavía se está librando, pero ya se ha determinado el
resultado final, satanás y sus seguidores han sido derrotados y serán
destruidos. Sin embargo, Satanás lucha cada día por aumentar sus tropas y para
evitar que los suyos deserten y se acerquen a Dios.
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