TIEMPO DE REFLEXIÓN
“Por eso, en un solo día le
vendrán sus calamidades: muerte, aflicción y hambre, y será quemada en el
fuego; porque poderoso es Dios, el Señor, que la ha condenado.”
Los reyes del
mundo que se prostituyeron con ella y se entregaron al derroche, llorarán y harán
lamentación por ella cuando vean el humo de su incendio. Se quedarán
lejos por miedo a su castigo, y dirán: “¡Ay, ay de ti, la gran ciudad,
Babilonia, la ciudad poderosa! Porque en un instante llegó tu castigo”.
Apocalipsis 18. 8 – 10.
Los líderes políticos del
mundo llorarán por la pérdida de la espléndida nueva capital mundial. Este
suceso marcará la hora final del imperio del Anticristo, y con él, la pérdida
de poder de todo su sistema.
Recordemos que el Anticristo
será un dictador mundial quien con perfecto engaño fascinará a los gobernantes
con promesas de paz universal y bienestar para todos. El mundo entero se
postrará a sus pies; será adorado y venerado por todas las naciones.
El centro neurálgico de su
imperio del mal será, precisamente, la ciudad de Babilonia; un centro de
influencias políticas y económicas. Nadie en su sano juicio habría pensado que
semejante bastión mundial de poder pudiera ser atacado, y mucho menos,
destruido. Pero así será: el juicio divino sobre la ciudad reducirá en
instantes sus edificios, instituciones, funcionarios y habitantes a un puñado
de cenizas. Al final del día, Babilonia no será más que escombros, humo y
polvo. Cuando la notica se propague, el mundo quedará conmocionado, entrará en
estado de shock y se llenará de lamentos.
En el capítulo 17 leímos que
los reyes de la Tierra odiarán al sistema seudo-religioso de esa "iglesia
universal apóstata" que se creará a partir de la "salida de los
creyentes", del "arrebatamiento" de los cristianos fieles que
Dios sacará sobrenaturalmente de esta Tierra, antes de dar comienzo al período
"de la Tribulación". El Anticristo perseguirá a esa seudo-iglesia, y
la eliminará, con la ayuda de los demás gobernantes territoriales, para ser
adorado como el mesías y el salvador del mundo, sin impedimento, ni oposición
alguna.
Ahora, en cambio, los reyes
o gobernantes de la Tierra amarán a Babilonia, porque, gracias a ella,
aumentaron y multiplicaron sus propias riquezas y tesoros.
Este acto de materialismo
desenfrenado es "fornicación". Y no resulta difícil imaginarse cómo
en la sede del comercio mundial todas las compañías importantes tendrán sus
propias delegaciones; los gobiernos, sus sedes diplomáticas y los lobbies, sus
especialistas en tráfico de influencias.
Pero su destrucción será
solo en un momento.
Todo lo que el hombre
construye sin Dios es pasajero, su bienestar, sus logros, sus riquezas.
Dios les bendiga
abundantemente.
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