TIEMPO DE REFLEXIÓN
“El séptimo ángel tocó su
trompeta, y se oyeron fuertes voces en el cielo, que decían: “El reino del
mundo es ya de nuestro Señor y de su Mesías, y reinarán por todos los siglos.”
Los veinticuatro ancianos que estaban sentados en sus tronos delante de Dios,
se inclinaron hasta el suelo y adoraron a Dios, diciendo: “Te damos
gracias, Señor, Dios todopoderoso, tú que eres y que eras, porque has tomado tu
gran poder y has comenzado a reinar. Las naciones se han enfurecido; pero ha
llegado el día de tu ira, el momento en que has de juzgar a los muertos; y
darás la recompensa a tus siervos los profetas, a tu pueblo santo y a los que
honran tu nombre, sean grandes o pequeños; y destruirás a los que destruyen la
tierra.” Entonces se abrió el templo de Dios que está en el cielo, y en
el templo se veía el arca de su alianza. Y hubo relámpagos, voces, truenos, un
terremoto y una gran granizada”.
Apocalipsis 11. 15 – 19.
Las grandes voces provendrán
de las huestes celestiales que en coro anunciarán que los reinos del mundo
pertenecen a Dios y a Cristo.
Por ahora, los reinos del
mundo pertenecen a satanás. Esa fue una de las funestas consecuencias de la
entrada del pecado en el mundo. Satanás ofreció a Cristo los reinos del mundo,
si postrado le adoraba, pero Cristo rechazó la oferta y en su lugar murió en la
cruz, resucitó de entre los muertos y retornó victorioso a la gloria de su
padre donde está actualmente hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo
de sus pies.
Sin embargo, está cercano el
día cuando el título de propiedad de los reinos del mundo sea legítimamente
transferido al Señor Jesucristo. El coro de las huestes celestiales anunciará
este hecho cuando el ángel toque la séptima trompeta.
Se escuchará entonces una
proclama de adoración. Los veinticuatro ancianos se levantarán de sus tronos y
se postrarán sobre sus rostros en adoración a Dios. La adoración tendrá un
triple propósito.
Por el reinado supremo de
Cristo, por el juicio justo de Cristo y tercero por la retribución oportuna de
Cristo.
Será una proclamación de la
fidelidad de Dios. Veremos la presencia de Dios entre su pueblo. Y adoraremos
por toda la eternidad al único y maravilloso Dios.
Dios les bendiga
abundantemente.
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