viernes, 18 de octubre de 2019

Leyendo... Apocalipsis capítulo 13



LECTURA DIARIA:
Apocalipsis capítulo 13

Se identificó a esta bestia con Roma porque el Imperio Romano en sus primeros tiempos alentaba un estilo de vida malvado, perseguía a los creyentes y se oponía a Dios y a sus seguidores.
Pero la bestia también simboliza al anticristo, no satanás, sino alguien bajo su poder y control. Este anticristo tiene la apariencia de una combinación de las cuatro bestias que Daniel vio siglos antes en una visión (Daniel 7).
Como el dragón se mantiene en oposición a Dios, de igual manera la bestia está en contra de Cristo y puede verse como el falso mesías de satanás. El Imperio Romano en sus inicios fue fuerte y también anticristiano; muchos otros poderes individuales a través de la historia han sido anticristianos. Muchos cristianos creen que satanás culminará como el anticristo, uno que concentrará todos los poderes de maldad en contra de Jesucristo y sus seguidores.
El capítulo 13 presenta a dos cómplices de satanás (el dragón): la bestia que sale del mar y la bestia que sale de la tierra.
Cuando satanás tentó a Jesús en el desierto, quiso que Cristo mostrara su poder convirtiendo las piedras en pan, hiciera milagros al saltar desde un lugar alto y ganara el poder político mediante la adoración a él. El plan de satanás fue gobernar el mundo por medio de Jesucristo, pero El rechazó la oferta de satanás. De esa manera se vuelve a las bestias terribles descritas en Apocalipsis. A la bestia del mar le dio poder político. A la bestia que sale de la tierra le dio poder para hacer milagros. Ambas trabajan unidas a fin de tener el control de todo el mundo.
Esa trinidad impía, el dragón, la bestia del mar y el falso profeta, se unen en un desesperado intento por vencer a Dios; pero sus esfuerzos están condenados al fracaso para ver lo que será el fin de ellos.
La bestia, el anticristo, es un falso mesías, será una falsificación de Cristo y hasta pondrá en escena una resurrección falsa. Las personas lo seguirán y adorarán porque estarán impresionadas por su poder y sus milagros. Unirá al mundo bajo su liderazgo y controlará la economía mundial.
Usará su poder para manipular a los demás, para dirigir la atención hacia sí mismo y para fomentar planes malignos. Dios, por el contrario, emplea su poder, que es infinitamente superior, para amar y edificar. El poder otorgado a la bestia será limitado por Dios. Él le permitirá ejercer autoridad solo por un corto tiempo. Aun cuando la bestia esté en el poder, Dios seguirá dominando la situación.
La bestia vencerá al pueblo de Dios y lo gobernará, pero no podrá causarle daño espiritual. Establecerá su dominio en todo el mundo y exigirá que todos la adoren. Y muchos lo harán, todos excepto los creyentes verdaderos. El negarse a adorar a la bestia resultará en un sufrimiento temporal para el pueblo de Dios, pero será premiado al final con vida eterna.
En este tiempo de persecución, el ser fiel a Cristo podría acarrear la pérdida de libertad e incluso la ejecución. Algunos creyentes serán heridos o asesinados. Pero todo lo que la bestia y sus seguidores podrán hacer a los creyentes es causarles daño físico; ningún daño espiritual puede sobrevenirles a quienes tienen una fe sincera en Dios. Todos los creyentes entrarán a la presencia de Dios perfeccionados y purificados por la sangre del Cordero.
La primera bestia salió del mar, pero este animal sube de la tierra. Más tarde se le identifica como el falso profeta; es una imitación del Espíritu Santo. Aparenta hacer lo bueno, pero el propósito de sus milagros es engañar. A lo largo de la Biblia vemos milagros llevados a cabo como pruebas del poder, del amor y de la autoridad de Dios. Pero aquí vemos una imitación de los milagros realizados para engañar.
La segunda bestia gana influencia mediante señales y maravillas que puede realizar en nombre de la primera bestia. La segunda bestia ordena a la gente a que adoren a una imagen en honor de la primera bestia, una burla directa al segundo mandamiento (Éxodo 20.4-6).
La marca de la bestia tiene como propósito burlarse del sello de Dios puesto a sus seguidores. Así como Dios marca a su pueblo para salvarlos, la bestia de satanás marca a su gente para salvarla de la persecución que satanás descargará sobre los seguidores de Dios. No es tan importante identificar esta marca como identificar el propósito de la marca. Los que la aceptan muestran su alianza con satanás, su disposición a operar dentro del sistema económico que él fomenta y de su rebeldía contra Dios. Rechazar la marca significa entregarse por completo a Dios, prefiriendo la muerte antes que transigir en la fe en Cristo.
Se ha dicho mucho sobre el número de los tres seis, que representan muchas cosas, incluso el número del hombre o la trinidad impura de satanás, la primera bestia y el falso profeta. Si se considera el número siete como el "número perfecto" en la Biblia, y si tres siete representan absoluta perfección, podemos deducir que el número 666 no tiene lo necesario para ser perfecto. Los primeros lectores de este libro probablemente aplicaron el número al emperador Nerón, el que simbolizaba toda la maldad del Imperio Romano.
Sin que importe la aplicación específica del número dado, simboliza el dominio mundial y la iniquidad completa de esta trinidad impía que está designada a desarmar la obra de Cristo y destruirla.

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