LECTURA
DIARIA:
Apocalipsis
capítulo 13
Se
identificó a esta bestia con Roma porque el Imperio Romano en sus primeros
tiempos alentaba un estilo de vida malvado, perseguía a los creyentes y se
oponía a Dios y a sus seguidores.
Pero la bestia también simboliza al
anticristo, no satanás, sino alguien bajo su poder y control. Este anticristo
tiene la apariencia de una combinación de las cuatro bestias que Daniel vio
siglos antes en una visión (Daniel 7).
Como
el dragón se mantiene en oposición a Dios, de igual manera la bestia está en
contra de Cristo y puede verse como el falso mesías de satanás. El Imperio
Romano en sus inicios fue fuerte y también anticristiano; muchos otros poderes
individuales a través de la historia han sido anticristianos. Muchos cristianos
creen que satanás culminará como el anticristo, uno que concentrará todos los
poderes de maldad en contra de Jesucristo y sus seguidores.
El
capítulo 13 presenta a dos cómplices de satanás (el dragón): la bestia que sale
del mar y la bestia que sale de la tierra.
Cuando
satanás tentó a Jesús en el desierto, quiso que Cristo mostrara su poder
convirtiendo las piedras en pan, hiciera milagros al saltar desde un lugar alto
y ganara el poder político mediante la adoración a él. El plan de satanás fue
gobernar el mundo por medio de Jesucristo, pero El rechazó la oferta de satanás.
De esa manera se vuelve a las bestias terribles descritas en Apocalipsis. A la
bestia del mar le dio poder político. A la bestia que sale de la tierra le dio
poder para hacer milagros. Ambas trabajan unidas a fin de tener el control de
todo el mundo.
Esa
trinidad impía, el dragón, la bestia del mar y el falso profeta, se unen en un
desesperado intento por vencer a Dios; pero sus esfuerzos están condenados al
fracaso para ver lo que será el fin de ellos.
La
bestia, el anticristo, es un falso mesías, será una falsificación de Cristo y
hasta pondrá en escena una resurrección falsa. Las personas lo seguirán y
adorarán porque estarán impresionadas por su poder y sus milagros. Unirá al mundo
bajo su liderazgo y controlará la economía mundial.
Usará
su poder para manipular a los demás, para dirigir la atención hacia sí mismo y
para fomentar planes malignos. Dios, por el contrario, emplea su poder, que es
infinitamente superior, para amar y edificar. El poder otorgado a la bestia
será limitado por Dios. Él le permitirá ejercer autoridad solo por un corto
tiempo. Aun cuando la bestia esté en el poder, Dios seguirá dominando la
situación.
La
bestia vencerá al pueblo de Dios y lo gobernará, pero no podrá causarle daño
espiritual. Establecerá su dominio en todo el mundo y exigirá que todos la
adoren. Y muchos lo harán, todos excepto los creyentes verdaderos. El negarse a
adorar a la bestia resultará en un sufrimiento temporal para el pueblo de Dios,
pero será premiado al final con vida eterna.
En
este tiempo de persecución, el ser fiel a Cristo podría acarrear la pérdida de
libertad e incluso la ejecución. Algunos creyentes serán heridos o asesinados.
Pero todo lo que la bestia y sus seguidores podrán hacer a los creyentes es
causarles daño físico; ningún daño espiritual puede sobrevenirles a quienes
tienen una fe sincera en Dios. Todos los creyentes entrarán a la presencia de
Dios perfeccionados y purificados por la sangre del Cordero.
La
primera bestia salió del mar, pero este animal sube de la tierra. Más tarde se
le identifica como el falso profeta; es una imitación del Espíritu Santo.
Aparenta hacer lo bueno, pero el propósito de sus milagros es engañar. A lo
largo de la Biblia vemos milagros llevados a cabo como pruebas del poder, del
amor y de la autoridad de Dios. Pero aquí vemos una imitación de los milagros
realizados para engañar.
La
segunda bestia gana influencia mediante señales y maravillas que puede realizar
en nombre de la primera bestia. La segunda bestia ordena a la gente a que
adoren a una imagen en honor de la primera bestia, una burla directa al segundo
mandamiento (Éxodo 20.4-6).
La
marca de la bestia tiene como propósito burlarse del sello de Dios puesto a sus
seguidores. Así como Dios marca a su pueblo para salvarlos, la bestia de satanás
marca a su gente para salvarla de la persecución que satanás descargará sobre
los seguidores de Dios. No es tan importante identificar esta marca como
identificar el propósito de la marca. Los que la aceptan muestran su alianza
con satanás, su disposición a operar dentro del sistema económico que él
fomenta y de su rebeldía contra Dios. Rechazar la marca significa entregarse
por completo a Dios, prefiriendo la muerte antes que transigir en la fe en
Cristo.
Se
ha dicho mucho sobre el número de los tres seis, que representan muchas cosas,
incluso el número del hombre o la trinidad impura de satanás, la primera bestia
y el falso profeta. Si se considera el número siete como el "número
perfecto" en la Biblia, y si tres siete representan absoluta perfección,
podemos deducir que el número 666 no tiene lo necesario para ser perfecto. Los
primeros lectores de este libro probablemente aplicaron el número al emperador
Nerón, el que simbolizaba toda la maldad del Imperio Romano.
Sin
que importe la aplicación específica del número dado, simboliza el dominio
mundial y la iniquidad completa de esta trinidad impía que está designada a
desarmar la obra de Cristo y destruirla.
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