LECTURA
DIARIA:
Apocalipsis
capítulo 6 – Los cuatro primeros sellos
El
capítulo 6 del Apocalipsis nos presenta la apertura y descripción de los
primeros 6 sellos.
En
los temas de las siete iglesias vimos que el retorno de Jesucristo se acercaba
cada vez más a medida que avanzaban las siete iglesias proféticas, culminando
con la séptima iglesia que ya presentaba a Jesucristo “a la puerta”.
De la
misma manera las siete iglesias proféticas presentaban el juicio celestial cada
vez más cercano, a medida que avanzaban sus descripciones, culminando con la
séptima iglesia que ya presentaba el juicio celestial en vigencia.
Y
ahora, en la descripción de los siete sellos, nos encontramos con el mismo
estilo de presentación que nos indica que los siete sellos son eventos
históricos que se desarrollan progresivamente una tras la otra hasta el clímax
de la historia humana, es decir: el retomo de Jesucristo en gloria y majestad.
En
los primeros cuatro sellos encontramos el
llamado “ven”, dirigido al “Cordero” (Jesucristo), que
lleva implícitamente el anhelo de la segunda venida de Jesús.
En
el quinto sello nos encontramos con la pregunta: “¿hasta cuándo?”. En el
sexto sello encontramos que “el gran día de su ira ha llegado”. Y en el
séptimo sello nos encontramos finalmente con un gran “silencio en el
cielo”, tras la presentación de los eventos ruidosos de la conflictiva y dramática
historia humana.
Así
que los siete sellos son paralelos a las siete iglesias, pero en ellos Dios
coloca un énfasis diferente a la perspectiva de la historia de la iglesia.
“Vi
cuando el Cordero abrió uno de los sellos, y oí a uno de los cuatro seres
vivientes decir como con voz de trueno: Ven y mira. Y miré, y he aquí un
caballo blanco; y el que lo montaba tenía un arco; y le fue dada una corona, y
salió venciendo, y para vencer.” Apocalipsis 6.1- 2
El “caballo
blanco” representa la victoria y la conquista del evangelio puro de
Jesucristo.
En
todas las Escrituras encontramos que el color blanco es un símbolo de
Jesucristo, de su justicia y de sus seguidores.
Cada uno de los primeros
cuatro sellos es introducido por uno de los “cuatro seres
vivientes” que están “junto al trono, y alrededor del trono” de
Dios en el cielo. Apocalipsis 4.6 - 7.
De
esta manera el primer sello del Apocalipsis es introducido por el “primer
ser viviente… semejante a un león… como con voz de trueno”.
En
el mismo contexto profético Jesucristo es presentado como “el León de la
tribu de Judá”. Apocalipsis 5. 5-
Cuando
Jesucristo “salió”, montado sobre el “caballo blanco”, la historia
del cristianismo recién había comenzado. Esa partida representó la era del
cristianismo primitivo, cuando hubo las `victorias´ iniciales representadas por
el primer sello. Apocalipsis 6.2. El jinete es presentado con “una corona” que
le es otorgada.
La
conquista victoriosa NO está relacionada al derramamiento de sangre! Es por eso
que ¡el jinete es presentado con un arco pero SIN flecha, pues su victoria es
pacífica. Es la victoria de la verdad sobre el error, del amor sobre el odio y
de la luz sobre las tinieblas espirituales, de Jesucristo sobre el diablo, de
la santidad y del perdón sobre el pecado.
De
esta manera el primer sello abarca la era apostólica y la era de
la persecución inicial del cristianismo por el Imperio Romano, cuando
la Iglesia Cristiana todavía se mantenía pura y `vencedora´, representada por
el color blanco del primer “caballo”.
“Cuando
abrió el segundo sello, oí al segundo ser viviente, que decía: Ven y
mira. Y salió otro caballo, bermejo; y al que lo montaba le fue dado poder
de quitar de la tierra la paz, y que se matasen unos a otros; y se le dio una
gran espada.” Apocalipsis 6.3 - 4.
El
segundo sello es introducido por el segundo ser viviente “semejante a un
becerro”. Apocalipsis 4.7. El presenta al segundo caballo con el color
bermejo, es decir rojo, representado a la sangre derramada.
La
profecía nos revela como la historia del Cristianismo cambia de la paz a la
guerra. Tras la época de las persecuciones nos encontramos ahora en
la época de las matanzas.
El
becerro que introduce este sello de derramamiento de sangre hace alusión a la
muerte sangrienta del becerro por manos de un carnicero.
La “gran
espada” que lleva aquel “que lo montaba” refuerza el concepto de
las masacres. Es por eso que dice que “le fue dado poder de quitar de la
tierra la paz, y que se matasen unos a otros”. Así que la época histórica
del segundo sello está llena de matanzas, violencia y guerras.
Y
fue justo lo que ocurrió. Primero la Iglesia Cristiana se unió al Estado,
comenzando en 313 d.C., cometiendo la `fornicación apocalíptica´. Desde
entonces los emperadores romanos sostuvieron la Iglesia Cristiana política y
militarmente. En ese entonces comenzó la luchó interna por la supremacía dentro
de la Iglesia Cristiana, que se desarrolló durante los siglos IV y V.
“Cuando abrió el tercer sello, oí al tercer
ser viviente, que decía: Ven y mira. Y miré, y he aquí un caballo negro; y el
que lo montaba tenía una balanza en la mano. Y oí una voz de en medio de
los cuatro seres vivientes, que decía: Dos libras de trigo por un denario, y
seis libras de cebada por un denario; pero no dañes el aceite ni el vino.” Apocalipsis
6. 5- 6
El
tercer sello es introducido por el tercer ser viviente que “tenía rostro
como de hombre”. Esta es una representación de la dimensión espiritual en
contraposición con los aspectos naturales (no religiosos) de las otras tres
bestias con los cuales son descritos los otros tres seres vivientes, que son
el “león”, el “becerro” y el “águila”.
El “caballo
negro” está en directa oposición simbólica al “caballo blanco” del
primer sello. Mientras que el “caballo blanco” representaba la luz y
la verdad del verdadero evangelio, el “caballo negro” representa la
oscuridad y las tinieblas espirituales con su `falso evangelio´.
Si
el jinete del “caballo blanco” representa a Cristo, entonces el
jinete del “caballo negro” representa al anticristo con su sistema
religioso y sus seguidores.
El
jinete del “caballo negro” tenía en su mano “una
balanza” para el racionamiento de la comida y el mensaje que le acompaña
está en relación a una hambruna con sus precios incrementados en los productos
básicos para la producción del pan: “dos libras de trigo por un denario, y
seis libras de cebada por un denario; pero no dañes el aceite ni el vino.” Apocalipsis
6.5
Durante
el tercer sello, Juan oía “una voz de en medio de los cuatro seres
vivientes”. Apocalipsis 6. 6. La voz que Juan oía ahora era la voz del
Cordero, perteneciente a Jesucristo, esa voz maravillosa y misericordiosa
ordena ahora preservar “el aceite” y “el vino”, en medio de la
gran escasez de pan. Hay que saber que las aceitunas (para el aceite) y las
uvas (para el vino) crecen en plantas que tienen raíces más profundas que el
trigo y la avena (para el pan), y por lo tanto resisten mejor la sequía.
Lo
que el tercer sello nos presenta es una gran sequía espiritual; una gran
hambruna de la palabra de Dios, pues el grano (el “trigo” y
la “cebada”) con el cual se produce el pan es un símbolo bíblico de la
palabra de Dios.
“Un
denario” era el jornal de un día de un trabajador durante la época en la
cual fue escrito el Nuevo Testamento. Así que con el sueldo de un día, un
trabajador podía comprar apenas “dos libras de trigo” o “seis
libras de cebada”.
En
la época histórica correspondiente al tercer sello, hubo una terrible escasez
del pan espiritual de la Biblia.
“Cuando
abrió el cuarto sello, oí la voz del cuarto ser viviente, que decía: Ven y
mira. Miré, y he aquí un caballo amarillo, y el que lo montaba tenía por
nombre Muerte, y el Hades le seguía; y le fue dada potestad sobre la cuarta
parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con mortandad, y con las
fieras de la tierra.” Apocalipsis 6. 7 - 8
El
cuarto sello es introducido por el cuarto ser viviente que “era semejante
a un águila”. En la Biblia, el “águila” es símbolo de
persecución y muerte.
La
Iglesia personifica ahora la muerte de manera criminal. Su jinete “tenía
por nombre Muerte, y el Hades (la tumba) le seguía”.
La
Iglesia se volvió opresora y perseguidora. De esta manera comenzaron sus
terribles inquisiciones que duraron siglos.
La
mentalidad de la Iglesia fue cambiando progresivamente. La acción terrenal (de
abajo) reemplazó la revelación celestial (de lo alto) y la Iglesia usurpó el
lugar de Dios al intentar hablar y actuar en su nombre. Pero lo que sembró fue
la intolerancia, la tiranía y la persecución. De esta manera su mentalidad
imperialista reemplazó la preocupación evangélica de proclamar y transmitir el
amor y la misericordia divina.
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