UN MOMENTO PARA PENSAR EN DIOS
PREPARADOS PARA SER REYES
¡Satanás engaña al mundo de mil maneras! En el libro del
Apocalipsis, Juan previó una guerra espiritual en la que “fue lanzado fuera el
gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual
engaña al mundo entero; fue arrojado a la Tierra, y sus ángeles fueron
arrojados con él” (Apocalipsis 12.9)
Más adelante, DIOS reveló que al comienzo del reinado de
Cristo sobre la Tierra, el maligno sería lanzado a un abismo “para que no
engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos mil años” (Apocalipsis 20. 3). La Biblia muestra con toda claridad que la sociedad actual le
pertenece al enemigo. En vez de buscar realmente la voluntad de DIOS, esta
civilización se basa en vanidad, competencia, engaño y fraude.
Jesús le dijo a Poncio Pilato: “Mi Reino no es de este mundo;
si mi Reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera
entregado a los judíos; pero mi Reino no es de aquí” (Juan 18.36).
Es claro que Jesús no tenía intenciones de meterse en la política, ni en las
guerras del mundo. Él representaba un mundo diferente, un gobierno distinto, es
decir, el Reino de DIOS. Por lo tanto, Jesús no pretendía reorganizar este
mundo ni lanzarse en medio de un sistema político, caracterizado por la mentira
y la manipulación y guiado por la influencia del enemigo.
Cuando Jesucristo regrese para ocupar un trono real en la
ciudad de Jerusalén. Su gobierno se establecerá sobre toda la Tierra, un
gobierno de verdad, facultado por el DIOS Todopoderoso y encabezado por el Rey
de reyes y Señor de señores (Apocalipsis 19. 15, 16)
¿Qué estarán haciendo entonces los seguidores de Jesús?
El apóstol Pablo les dice a los corintios: “¿No sabéis que
los santos han de juzgar al mundo? Y si el mundo ha de ser juzgado por
vosotros, ¿sois indignos de juzgar cosas muy pequeñas? ¿O no sabéis que hemos
de juzgar a los ángeles? ¿Cuánto más las cosas de esta vida?” ( 1 Corintios 6. 2, 3)
En los versículos siguientes, Pablo expone cómo los
cristianos en Corinto debían aprender a ejercer el gobierno de DIOS en la
Iglesia “juzgando” acertadamente los problemas que surgían entre ellos.
Desde el libro del Génesis hasta el Apocalipsis, los cargos
en el gobierno de DIOS siempre se han ocupado por “nombramiento”, no por
politiquería ni promesas engañosas hechas al pueblo para comprar sus votos. Fue
dentro de tal contexto que el apóstol Pablo pudo preguntar: “Si… tenéis juicios
sobre cosas de esta vida, ¿ponéis para juzgar a los que son de menor estima en
la Iglesia?” (v. 4).
En este momento, los verdaderos cristianos están aprendiendo
y capacitándose para ser reyes y sacerdotes en el venidero Reino de DIOS. Jesús
dijo: “Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad
sobre las naciones, y las regirá con vara de hierro, y serán quebradas como
vaso de alfarero; como yo también la he recibido de mi Padre” ( Apocalipsis 2. 26, 27). Por tanto, debemos superar nuestras costumbres humanas y
nuestro egoísmo humano y aprender a ejercer el gobierno de DIOS.
Jesús dijo: “Mi Reino no es de este mundo” (Juan 18.36).
Es seguro que no se rebajaría a ser parte de la forma incorrecta como el mundo
se gobierna a sí mismo. Incluso, y a modo de ejemplo, en su ministerio humano
Jesús nunca propuso nada a los líderes humanos, nunca se metió en campañas
políticas y jamás enseñó a sus seguidores a tratar de alterar la situación
política ni enderezar los gobiernos humanos de su época.
Lo que Cristo sí hará es ocuparse de modo decisivo de los
reyes del mundo cuando regrese: “En los días de estos reyes [los que estarán
gobernando al regreso de Cristo] el Dios del Cielo levantará un Reino que no
será jamás destruido, ni será el Reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y
consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre” (Daniel 2. 44)
Más adelante en Daniel, Dios describe cómo los santos
recibirán autoridad, bajo Jesucristo, sobre todos los gobiernos de la Tierra al
regreso del Mesías. “Que el Reino, y el dominio y la majestad de los reinos
debajo de todo el Cielo, sea dado al pueblo de los santos del Altísimo, cuyo
Reino es Reino eterno, y todos los dominios le servirán y obedecerán” (Daniel 7. 27)
Es el tiempo, de que con humildad y temor de DIOS, nos
preparemos para ese tiempo obedeciendo y siendo fiel a DIOS en todo, y no
mezclándonos con las cosas de este mundo que pronto se van a acabar.
Dios les bendiga abundantemente.
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