LECTURA
DIARIA:
Jeremías
capítulo 3
Deuteronomio
24.1-4 le prohibía a un hombre hacer regresar a su esposa divorciada si ésta se
ha vuelto a casar. Judá ha fornicado con muchos hasta el punto que la tierra ha
quedado del todo amancillada, donde la tierra se ha contaminado por la conducta
del pueblo.
Esta
ley, dice que una mujer a la que su primer marido le dio carta de divorcio por
haber encontrado algo indigno en ella, nunca se podrá unir de nuevo a su primer
esposo. Judá «se divorció» de Dios y «se casó» con otros dioses. Dios tenía
todo el derecho de repudiar a su pueblo desobediente, pero en su misericordia
estaba dispuesto a volverlos a recibir.
«Como
árabe en el desierto» significa que así como un ladrón árabe se escondería y
esperaría para saquear una caravana en viaje, Judá corría hacia la idolatría.
Como
parte del castigo ejemplarizante de Dios, las aguas habían sido detenidas. La
lluvia tardía es la lluvia de primavera.
A
pesar de su gran pecado, Israel seguía hablando como si fuera hijo de Dios. De
la única manera que podían hacerlo era restando importancia a su pecado.
El
reino del norte, Israel, cayó ante Asiria y su pueblo lo llevaron en
cautiverio. La lección trágica de su caída debió haber provocado que el reino
del sur, Judá, regresara a Dios, pero no prestó atención. Jeremías exhortó a
Judá a que volviera a Dios para evitar un desastre seguro. Su mensaje llegó
entre 627 y 621 a.C. durante el reinado de Josías. A pesar de que este rey
obedeció los mandamientos de Dios, su ejemplo aparentemente no llegó al corazón
del pueblo. Si el pueblo se negaba a arrepentirse, Dios dijo que destruiría la
nación debido a la maldad del abuelo de Josías, el rey Manasés.
Judá
tenía ante sí el ejemplo de Israel, su «hermana mayor», pero ello no la detuvo
de seguir el mismo camino.
Israel
ni siquiera trataba de aparentar obediencia a Dios, sin embargo, Judá mantuvo
su apariencia de fe verdadera sin un corazón sincero. Creer la sana doctrina
sin un compromiso de corazón es como ofrecer sacrificios sin un verdadero
arrepentimiento. El falso arrepentimiento de Judá trajo palabras condenatorias
de Jeremías.
Jeremías
predijo el día en que la nación volvería a unirse, la verdadera adoración se
reinstauraría y el pecado se vería como tal.
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