viernes, 22 de junio de 2018

Leyendo... Jeremías capítulo 2



LECTURA DIARIA:
Jeremías capítulo 2

¿Quién apartaría un manantial de agua resplandeciente por una cisterna, un pozo que recogía agua de lluvia? Dios le dijo a los israelitas que hacían exactamente eso cuando se apartaban de Él, la fuente de agua viva, para adorar a otros ídolos.
No solo eso, las cisternas que escogieron estaban rotas y vacías. El pueblo construyó sistemas religiosos para almacenar la verdad, pero no tenían valor alguno.
La historia muestra que Israel buscaba alternativamente ayuda en Asiria y Egipto.
Jeremías utiliza numerosas figuras del lenguaje para describir la rebelión de Judá: un buey díscolo (versículo 20), una vid silvestre (versículo 21), una mancha que no desaparece (versículo 22), una dromedaria, una asna montés (versículos 23, 24), y un ladrón (versículo 26).
Aunque Judá juró observar los mandamientos del Señor, quien la liberó de su yugo y sus ataduras, ha ofrecido sacrificios sobre todo collado alto y debajo de todo árbol , donde los paganos rinden culto a sus dioses. Al hacerlo, cometía adulterio como ramera.
Lejía y jabón son un mineral y un álcali vegetal, respectivamente. El pecado de Judá sólo puede ser lavado por medio del arrepentimiento, no con jabón.
La mancha del pecado es más profunda que la piel. Israel tenía manchas que no podían limpiarse, ni siquiera con los limpiadores más fuertes.
Probablemente el valle de Hinom era donde se sacrificaban niños al culto de Moloc. La dromedaria aquí es una camella que galopa extraviada.
El pueblo se compara a animales que buscan pareja en tiempos de celo.
Un leño y una piedra (o pilar sagrado) se usaban en el culto pagano. A los israelitas se les ordenó destruirlos, pero muchas veces se sumaron a estas prácticas.
Ser un profeta en esos tiempos implicaba grandes riesgos. Los profetas tenían que criticar las políticas de reyes malvados y esto los hacía parecer traidores. Los reyes odiaban a los profetas por levantarse en contra de sus políticas y, por lo general, el pueblo los odiaba por predicar en contra de sus estilos idólatras de vida.
El olvido ya sea accidental o intencional puede ser peligroso. Israel se olvidó de Dios al centrar sus afectos en los encantos del mundo.
Dios no está en contra de las alianzas ni de las sociedades de trabajo, sino que está en contra de que la gente confíe en otros para recibir la ayuda que solo debe provenir de Él. Este era el problema en los tiempos de Jeremías. Después de los días de David y Salomón, Israel se dividió debido a que los líderes buscaron la ayuda de otras naciones y dioses y no del verdadero Dios. Jugaron políticas de poder, pensando que sus vecinos fuertes los protegerían. Pero Judá pronto aprendería que esta alianza con Egipto sería tan desalentadora como su antigua alianza con Asiria.

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