UN MOMENTO PARA PENSAR EN DIOS
LO
QUE MÁS ABUNDA EN ESTE TIEMPO
Es
tiempo de retar a la iglesia a levantarse y defender el evangelio puro y
verdadero tal como lo presenta la Biblia.
En la actualidad hay una cosa que más abunda. Y no son los movimientos
revolucionarios.
Tampoco son los vehículos, mucho menos las personas.
No es la pobreza mundial, ni los desechos que destruyen la naturaleza
mundial, y los inventos tecnológicos. Aunque al decir verdad, estamos
atrapados en una sociedad que no puede vivir más sin depender de toda la
tecnología que hay ya. Pero no es eso lo que abunda más en este tiempo.
Y
si pensamos que es la delincuencia, los grupos terroristas o movimientos
narcotraficantes, aunque hay muchos, no es lo que más abunda en este tiempo.
En
el capítulo 6 del Evangelio de Marcos, Jesús les advierte a sus discípulos en
el versículo 11: “Y si en algún
lugar no os recibieren ni os oyeren, salid de allí, y sacudid el polvo que está
debajo de vuestros pies, para testimonio a ellos. De cierto os digo que en
el día del juicio, será más tolerable el castigo para los de Sodoma y Gomorra,
que para aquella ciudad “. Les está hablando que van a encontrar incredulidad
en muchos lados.
Pero en ese mismo capítulo, Jesús los amonesta a
ellos sobre la incredulidad:
“Viéndole
ellos andar sobre el mar, pensaron que era un fantasma, y gritaron; porque
todos le veían, y se turbaron. Pero en seguida habló con ellos, y les dijo: ¡Tened
ánimo; yo soy, no temáis!” (Versículos 49, 50).
¿Descubrimos
entonces el elemento, o la actitud que más abunda en este tiempo en las
personas? Es la incredulidad.
Los
discípulos mismos fueron amonestados varias veces por Jesús porque no tenían fe
y cuando encontraba a personas con fe, Jesús los elogiaba frente a
ellos.
¿Cómo
es posible que los discípulos habiendo vivido cerca de él y habiendo visto
tantos milagros hechos por Jesús, aun continúen siendo incrédulos?
El comportamiento y la actitud de ellos solo es una demostración de lo que
sería la humanidad después de ellos.
Pensemos
un poco sobre la realidad de la humanidad en este tiempo. Somos más de 7
mil millones de habitantes. Solo cerca de 2 mil millones somos cristianos
evangélicos, que tenemos fe en Jesús como nuestro Salvador. El
resto, más de 5 mil millones viven en plena incredulidad, me refiero a que no
han creído que solo en Jesús hay salvación.
Claro,
muchos de estos últimos, dicen creer en DIOS pero no viven conforme al deseo de
DIOS y de lo que dice su Palabra, aun cuando se consideren piadosos, o fieles
religiosos.
En
esta multitud de seres humanos, la incredulidad es el único pecado que DIOS no
les puede perdonar, porque si no creen en Jesús no podrán tener derecho a
entrar a la vida eterna, peo si están condenados al castigo eterno en el
infierno.
Es
que la única salida para todos, no importa nuestra condición, aunque sea el más
malo de toda la humanidad, si tan solo reconocemos que somos pecadores, que
Jesús murió por nuestros pecados, y lo reconocemos como nuestro Salvador personal,
la Biblia dice que DIOS nos perdona y nos acepta como sus hijos dándonos vida
eterna.
Muy
bien, pero la incredulidad abunda aun dentro del pueblo que ya ha creído en
Jesús como su Salvador. Y esta incredulidad es la que está lastimando el
corazón de DIOS y es la que impide que el evangelio llegue donde DIOS
quiere.
Es
nuestra incredulidad cristiana, la misma de los discípulos la que no nos permite
ser mejores hijos de DIOS. Pues sabemos que DIOS es poderoso, que es amor,
bondad, santo, misericordioso; sin embargo, debo reconocer que el mayor
porcentaje de los cristianos en el mundo no creen en verdad lo que DIOS nos ha
dicho en su Palabra pues no vivimos sometidos y en obediencia a
ella. No estamos ni predicando ni mucho menos viviendo el evangelio
tal como está en la Biblia.
La
incredulidad entonces, es lo que más abunda en este tiempo, pues el mundo sin
Cristo no cree en Jesús, pero el mayor porcentaje de los que si son cristianos,
no le creen a Jesús. ¿Cuánto ha hecho Dios por nosotros? ¿No es
suficiente para que vivamos todos los días confiando en Él y en su Palabra?
Pidamos perdón a DIOS por nuestra incredulidad.
Dios
les bendiga abundantemente.
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