UN MOMENTO PARA PENSAR EN DIOS
LA INCREDULIDAD EN DOS SENTIDOS
¿Conocemos a alguien que es profundamente incrédulo? ¿Alguna
vez hemos sentido incredulidad? ¿Por qué hemos llegado a no creer en
alguien?
¿Se puede creer en algo que no tiene vida? En realidad, ¿qué
es incredulidad?
La palabra incredulidad, es in (puede verse como un
adverbio, no), credu (raíz del verbo creer)
y dad (finalización que lo convierte en sustantivo). Es
una actitud mental que se conecta con cierto conocimiento que sirve de
referencia para tomar una decisión en cuanto al trato de una persona.
En el disco duro de la memoria guardamos cierta información
acerca de la persona lo cual sirve de base para decidir si esa persona es
confiable o digna de creer.
La incredulidad generalmente está asociada con una cualidad
negativa. Por otro lado, en la Biblia, la incredulidad es sinónima de
no creer, falta de fe en DIOS, característica que describe a las personas sin
Cristo.
Más que una característica, la Biblia ve la incredulidad de
las personas una condición espiritual negativa que los separa de DIOS y los
condena para siempre.
Sin embargo, es necesario aclarar que hay personas incrédulas
que no han reconocido a Jesús como salvador y otros que se identifican como
hijos de DIOS que también son incrédulos.
La gran diferencia es el destino final para ambos
pues este depende de la relación que tengan con Cristo. La primera por no
haber creído en Cristo como salvador de sus vidas su final es la muerte eterna
y su incredulidad se convierte en el pecado imperdonable de sus vidas.
Mientras que los otros, ya han creído en Jesús como el
Salvador de sus vidas por lo que no son condenados, pero si son amonestados a
confiar más en Jesús y sus promesas. La salvación no está en juego sino
la vida de triunfo por depender más en Cristo.
Primero, los que viven en incredulidad permanente rechazan el
amor de Jesús y no lo aceptan como su Salvador (Romanos 2.1, 3.9-23; 9.30-10:6).
Luego, los cristianos que por no depender de DIOS se convierten débiles,
infructuosos, y son amonestados por no confiar en Jesús (Marcos 3.1-5; 6.6,
11,16-25-52; 8.14-21).
Los cristianos que no desarrollan su fe en Cristo no
experimentan el poder de la vida cristiana. No olvidemos que la
mejor definición de fe es la obediencia.
Quien tiene fe y practica
la fe es quien obedece a DIOS en todo.
En fin, la incredulidad en ninguno de los casos es
buena. La incredulidad como estado de separación de DIOS y de rechazo del
amor de Cristo, es el pecado imperdonable que condena al ser humano. Y la incredulidad
como falta de fe en DIOS y sus promesas es un pecado que ofende a DIOS y no
ayuda al buen desarrollo espiritual del cristiano. Dejemos de ser
incrédulos.
“Pero sin fe es imposible agradar a Dios;
porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es
galardonador de los que le buscan”. Hebreos
11.6.
Dios les bendiga abundantemente.
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