lunes, 4 de junio de 2018

Un momento... LA RELACIÓN MÁS IMPORTANTE: BUSQUEMOS EL ROSTRO DE DIOS



UN MOMENTO PARA PENSAR EN DIOS
LA RELACIÓN MÁS IMPORTANTE: BUSQUEMOS EL ROSTRO DE DIOS

Nuestro contacto personal más importante es con el propio DIOS. El "tiempo cara a cara" que más necesitamos es con Él.

La bendición pronunciada por Aarón sobre Israel, conforme a las instrucciones de Moisés: "El Eterno te bendiga, y te guarde; el Eterno haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia; el Eterno alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz". (Números 6. 24 - 26) 
¡Todos deseamos que DIOS nos mire y nos conceda su favor!
Todos anhelamos su protección, su guía y su providencia. Queremos que el rostro de DIOS se ilumine sobre nosotros como se ilumina el rostro de un padre amoroso y dedicado cuando mira a sus propios hijos y se complace en ellos.
La pregunta, si queremos que Él nos mire con buenos ojos, es: ¿Hasta qué punto estamos buscando su cara?
Consideremos las palabras del rey David: "¿Quién subirá al monte del Eterno? ¿Y quién estará en su lugar santo? El limpio de manos y puro de corazón; el que no ha elevado su alma a cosas vanas, ni jurado con engaño… Tal es la generación de los que le buscan, de los que buscan tu rostro, oh Dios de Jacob".  (Salmos 24. 2 - 4, 6) 
Literalmente no podemos ver su rostro, como Moisés. "Hablaba el Eterno a Moisés cara a cara, como habla cualquiera a su compañero". (Éxodo 33.11)  
Pero no podemos ver a DIOS con nuestros ojos físicos.  Pero podemos buscar a DIOS caminando con Él diariamente y acudiendo a Él en oración ferviente. Buscamos su rostro cuando le hablamos de verdad, fijando en Él toda nuestra atención. A nadie le agrada hablar con alguien que al mismo tiempo está escribiendo textos en su teléfono o revisando la información en sus medios sociales.
¿Por qué habría de agradarle a DIOS que le dediquemos una oración distraída o a medias? ¡Ante DIOS no se pueden hacer multitareas!
Si esto es lo que hacemos, no estaremos obedeciendo el gran mandamiento: Poner a DIOS de primero y delante de todo. Jesucristo expresó el "gran mandamiento" de esta manera: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente".  (Mateo 22. 37, 38)  
A veces nos resulta difícil buscar el rostro de DIOS porque nuestros pecados nos cubren la vista. El profeta Isaías explicó: "He aquí que no se ha acortado la mano del Eterno para salvar, ni se ha agravado su oído para oír; pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír". (Isaías 59. 1, 2) 
Cuando pecamos, es posible que nuestra vergüenza y temor nos dificulten el acercamiento a DIOS. No queremos mirarlo sabiendo que hemos hecho algo  mal.
A veces dudamos que nos acepte en nuestro estado actual. Y sin embargo, es precisamente entonces cuando necesitamos arrepentirnos y buscarlo sin demora. El apóstol Juan dijo: "Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad" (1 Juan 1. 9). Esto nos permite volver de nuevo ante nuestro Padre amoroso y renovar una relación cara a cara con Él.
Aunque no podemos ver a DIOS, sabemos que está allí.
¡El Universo entero es testimonio de su existencia! (Salmos 19. 1) 
Cuando el Señor vuelva sus santos resucitados se convertirán en seres espirituales ¡y podrán ver a Dios en toda su gloria!
Respecto de este maravilloso futuro, el apóstol Juan escribió: "Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando Él se manifieste, seremos semejantes a Él, porque le veremos tal como Él es. Y todo aquel que tiene esta esperanza en Él, se purifica a sí mismo, así como Él es puro". (1 de Juan 3. 2,3) 
Comprometámonos a tener contacto estrecho y personal con nuestro Padre celestial que tanto nos ama.
Dios les bendiga abundantemente.

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