LECTURA
DIARIA:
Isaías
capítulo 60
Estas
resplandecientes promesas mesiánicas de restauración de este capítulo traerían
esperanza a Israel en el cautiverio, y en sentido amplio, tenían un significado
mesiánico y escatológico.
En
59.9 y 10 el profeta se refiere al estado de tinieblas y oscuridad que
atravesaba la comunidad judía en Sion en aquellos días: Andamos a tientas, como
si no tuviésemos ojos. Las tinieblas simbolizan el caos extremo, cuando las
fuerzas operan en la sociedad humana sin control ni coordinación.
Sion
pasaba por un estado semejante. En tales circunstancias el profeta proclama en
el versículo 1: ¡Levántate! ¡Resplandece! Porque ha llegado tu luz, y la gloria
de Jehová ha resplandecido sobre ti. Es que el profeta sí puede aún a través del
estado presente ver el glorioso final. Sus palabras mismas han sido un haz de
luz en las horas más negras de la historia subsecuente del pueblo de Israel,
cuando todo hubiera parecido desmembrarse y disolverse en el caos.
La
luz de Israel, lo opuesto del poder del caos, constituye el primer factor del
orden, la síntesis de los principios espirituales que introducen armonía en la
creación y que de una manera maravillosa han venido a conformar un código: la
palabra escrita de Dios.
La
luz anunciada a Israel es el reflejo en el pueblo del resplandor de la gloria
de Jehová. Esto mismo será observado por las naciones, las cuales empezarán a
andar al resplandor de este nuevo amanecer.
Los
versículos 6 y 7 describen, en términos propios de la época, el influjo comercial
que convergirá en Sion por la vía terrestre. El versículo 9 describe la
afluencia de flotas.
La
expectativa de la edificación de los muros, expresada en el versículo 10, es
señal de que el profeta escribe antes de la llegada de Nehemías a Judá, cuando
los muros de Jerusalén ya estaban en ruinas.
Los
versículos 11-17 describen las riquezas de las naciones destinadas a convergir
en Sion. Ellas serán llevadas por los séquitos de sus mismos reyes.
El
versículo 13 vislumbra el esplendor del nuevo templo, que en los días del
profeta estaría en proceso de construcción. Y de alguna manera relacionado con
la reconstrucción del templo, el versículo 14 parece vislumbrar el sometimiento
de los samaritanos. Ellos también llamarían a Jerusalén: Ciudad de Jehová, Sion
del Santo de Israel.
Los
versículos 17 y 18 anuncian la perpetuidad del orden en la administración de la
justicia. El éxito de Sion ya no será más pasajero, sino constante, sin
interrupción.
Sólo
entonces Israel habrá cumplido el designio divino de ser el reloj de la
historia, la obra maestra de Jehová, para manifestar su propia gloria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario