LECTURA
DIARIA:
Jeremías
capítulo 4
El
versículo 1 contiene la respuesta de Dios a la confesión del pueblo. La
bendición está a las puertas cuando el arrepentimiento es genuino y sincero;
pero furia semejante al fuego cuando es un engaño.
La
imagen utilizada por Jeremías está tomada de la agricultura. Judá debe arar la
tierra, esto es, prepararla para la siembra. También debe cuidar de no sembrar
entre espinos.
Jeremías
dijo al pueblo que rompiera la dureza de sus corazones de la misma forma que un
arado rompe el suelo sin labrar. Los reyes buenos como Josías trataron de hacer
que el pueblo volviera a Dios, pero el pueblo continuó adorando a sus ídolos en
secreto. Sus corazones se endurecieron a la Palabra de Dios. Jeremías dijo que
el pueblo necesitaba quitar el pecado que endureció sus corazones antes que la
buena semilla de la Palabra de Dios pudiera echar raíces.
El
profeta toma una segunda imagen de la práctica religiosa. Se le dice al pueblo
que se quite el prepucio del corazón, una referencia a la disposición
espiritual y al cambio interno, no sólo a la obediencia formal.
El
mal del norte vendría desde Babilonia cuando Nabopolasar y Nabucodonosor II lo
atacaran
La
trompeta se usaba para alertar a la gente de algún peligro. La gente que vivía
en las áreas rurales debe trasladarse a la ciudad amurallada más cercana para
protegerse del invasor.
Una
bandera izada sobre un mástil servía para señalar el peligro o un lugar de
reunión.
Por
medio de los falsos profetas, simulando hablar en nombre de Dios extraviaron al
pueblo. Falsamente anunciaban la paz
Jeremías,
profundamente conmovido por las palabras de Dios, expresó su lamento y
confusión a Dios. Jeremías era intercesor del pueblo. Ellos tenían falsas
expectativas por sus promesas pasadas de bendición, su ceguera ante su pecado y
los falsos profetas que continuaban diciéndoles que todo marchaba bien.
Jeremías
estaba angustiado por la devastación segura que habría de venir por el juicio.
Este juicio seguiría hasta que el pueblo se volviera de su pecado y escuchara a
Dios. A pesar de que esta profecía se refiere a la futura destrucción
babilónica, también puede describir el juicio para todos los pecadores en el
fin del mundo.
El
juicio de Dios es atemperado por la misericordia
Dios
advirtió que la destrucción era segura. Sin embargo, prometió que el remanente
fiel sería salvo. Dios está comprometido a preservar a quienes le son fieles.
El
arrepentimiento trae misericordia, pero el juicio vendrá inexorablemente si el
pueblo no se arrepiente.
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