LECTURA
DIARIA:
Isaías
capítulo 55
La
vida abundante que el Señor ofrece no tiene precio. Jehová se dirige al exilio.
Llama al pueblo a apartarse de las influencias babilónicas para que pueda gozar
del alimento espiritual que le ofrece su Dios. La comida cuesta dinero, dura
poco tiempo y solo satisface necesidades físicas.
Pero Dios nos ofrece alimento
gratuito que nutre nuestra alma. ¿Cómo lo obtenemos? Vamos, oímos, buscamos y
clamamos a Dios. La salvación de Dios se ofrece gratuitamente, pero para que nutra
nuestras almas debemos recibirla con vehemencia. Moriremos de hambre espiritual
sin su alimento, como sin duda moriremos de hambre física sin el pan diario.
El
pacto que hizo Dios con el rey David fue la promesa de una tierra permanente
para los israelitas, donde no habría ninguna amenaza de naciones paganas, ni
guerra. Pero Israel no cumplió con su parte del pacto de obedecer a Dios y
permanecer apartados de los ídolos. Aun así, Dios estaba dispuesto a renovar su
pacto una vez más. ¡Él es un Dios perdonador!
Un
nuevo líder asumirá el papel de David. Esta es una referencia a Cristo; todavía
Isaías tiene al Siervo en mente.
En
anticipación de la restauración de su pueblo, Jehová llama a Israel al
arrepentimiento. Se dirige a cualquiera que dude que Él, está a punto de entrar
en acción, y le recuerda que sus propósitos transcienden los planes humanos; el
ser humano no siempre es capaz de descifrar con precisión los caminos de Dios;
nada puede detener sus decretos. Isaías nos dice que clamemos al Señor mientras
esté cerca.
Israel
fue muy necio al actuar como si supiera lo que Dios pensaba y planeaba. Su
conocimiento y sabiduría son mucho mayores que los del hombre.
Todo
crecimiento de la vida dentro de su amor viene por su Palabra, mientras la
respuesta humana abre camino a sus bendiciones. Una vez recibida, la palabra de
la promesa divina jamás queda estéril. El poder de la Palabra permitirá que se
cumpla la promesa que ella encierra. La Palabra de Dios nunca será infructífera
o estéril: ¡En ella reside el poder que le da vida!
Las
promesas y planes de Dios se cumplen con tanta seguridad, como sucede con la
caída de la lluvia y la nieve en la naturaleza.
Los
versículos 10-13 expresan la firmeza del designio divino con respecto a su
pueblo, Israel, y su territorio en el planeta. El mensaje profético, la palabra
que ha salido de la boca de Dios, tendrá resultados concretos. Finalmente, el
versículo 12 describe los resultados que se verificarán en aquella tierra
desolada cuando sus hijos vuelvan a colonizarla y cultivarla.
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