LECTURA
DIARIA:
Isaías
capítulo 51
En
el capítulo 51 continúa la exhortación del capítulo 50. El Señor reta a Israel
a regresar en espíritu a sus orígenes como semilla de Abraham , escogida para
traer bendición a todas las naciones.
El
remanente fiel se sintió solo debido a que eran muy pocos. Pero Dios les
recordó sus antepasados, la fuente de su herencia espiritual: Abraham y Sara.
Abraham era una sola persona, pero a través de él se multiplicaron por su
fidelidad.
Isaías
alentó a los que siguen las leyes de Dios. Les dio esperanza cuando encararan
afrentas y ultrajes de la gente a causa de su fe.
El
brazo de Jehová, que guió a Israel a través del Mar Rojo, también lo liberaría
de la cautividad babilónica y lo restauraría en Sion.
«Rahab»
era un término derogatorio usado para Egipto (monstruo femenino de la mitología
asociado con el leviatán.
El
pueblo de Dios temía a Babilonia, pero no a Dios. Tenía razones para temer a
Babilonia debido al daño que esta quería hacerle, pero también debió haberse
dado cuenta de que el poder de Dios es mucho más grande que el de Babilonia. A
esta le interesaba llevarse cautivo al pueblo. A Dios le interesaba liberarlos.
El pueblo se equivocó al depositar en otro su temor y su amor. Jerusalén debió
temer el poder de Dios y amar su misericordia.
Jerusalén
era la ciudad santa de Dios, la ciudad donde estaba el templo. Pero el pueblo
de Judá experimentó desolación en vez de prosperidad, destrucción en vez de
libertad. El pueblo sufrió debido a su pecado. Pero Dios prometió restaurar a
Jerusalén como una nación santa donde no entrarán los pecadores.
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