LECTURA
DIARIA:
Isaías
capítulo 66
Este
capítulo es una culminación conveniente del libro. Dios levantará al humilde,
juzgará a todas las personas, destruirá al malvado, reunirá a todos los
creyentes y establecerá un nuevo cielo y una nueva tierra.
Se
contrastan dos formas de vida: la de los humildes que reverencian profundamente
los mensajes de Dios y su aplicación a la vida, y la de quienes deciden sus
propios caminos. Los sacrificios del arrogante eran solo obediencia externa. En
sus corazones eran asesinos, pervertidos e idólatras. Dios muestra misericordia
al humilde, pero maldice al soberbio y autosuficiente.
El
libro termina señalando que los planes de Dios para su pueblo se han cumplido
felizmente, pero que se requiere voluntad y determinación para crear los cielos
nuevos y la nueva tierra.
Dios
no dejará incompleta su obra de restauración nacional. En esta imagen de
nacimiento, Dios muestra que cumplirá lo prometido. Es tan inevitable como el
nacimiento de un bebé. Cuando todo ese dolor termina, comienza el gozo.
Otra
vez Isaías profetiza la reconstrucción de Jerusalén. Dios restaura, y cuando
pone manos a la obra, no tarda. Esto se cumplió en la historia al demorar
Nehemías solamente dos años en reconstruir el muro que había permanecido más de
100 años en ruinas.
En
el versículo 15 el profeta hace una descripción vívida del gran juicio que
acontecerá en la Segunda Venida de Cristo
El
pueblo de Dios saldrá como misionero a todas partes del mundo: Tarsis (España),
Fut (Libia), en Africa del norte, Lud en el oeste de Asia Menor, Tubal en el
noreste de Asia Menor y a Javán (Grecia).
Dios
hará en su gracia soberana que la salvación llegue a todas las naciones
.El
libro de Isaías termina con la característica doble visión del profeta: los
obedientes gozando de la paz y el consuelo traídos por el Señor, y los
desobedientes sufriendo el castigo eterno.
Isaías
concluye este libro con un gran drama. Para los infieles hay una seria
descripción de juicio. Para los fieles hay una descripción gloriosa de una
abundante recompensa: «Así permanecerá delante vuestra descendencia y vuestro
nombre».
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