LECTURA
DIARIA:
Jeremías
Introducción
Jeremías,
el profeta del corazón quebrantado, es el autor de este libro que lleva su
nombre.
Nació
en la ciudad de Anatot, al norte de Jerusalén. (Jeremías 1.1)
Hilcías
fue el padre de Jeremías. Hilcías fue el sumo sacerdote que encontró el libro
de la ley de Moisés, durante la época del rey Josías. El descubrimiento de la
Ley del Señor entregada a Moisés, provocó una renovación espiritual durante el
reinado de Josías.
Fue
elegido para ser profeta antes de haber nacido (1.5)
Fue
llamado a profetizar cuando era muy joven (1.6)
Dios
le encomendó la misión de ser profeta (1.9-10)
Él
comenzó su ministerio durante el reinado del rey Josías y fue uno de los que
expresó su dolor en el funeral de dicho rey (2 Crónicas 35.25)
Se
le prohibió casarse a causa de la época tan terrible en la que vivió (16.1-4)
Él
nunca logró que alguien se convirtiese. Fue rechazado por su pueblo (11.18-21);
(12.6); (18.18). Fue odiado, golpeado, colocado en el cepo (20.1-3); fue puesto
en la cárcel y acusado de ser traidor (37.11-16).
Su
mensaje quebrantó su propio corazón. (9.1)
Quiso
dimitir de su cargo, pero Dios no se lo permitió (20.9).
Vio
la destrucción de Jerusalén y el cautiverio en Babilonia. El capitán de las
fuerzas Babilónicas le permitió permanecer en su tierra. Cuando el remanente
quiso huir a Egipto, Jeremías profetizó contra ese deseo (42.15-43:3). Fue
obligado a ir con el remanente a Egipto (43.6-7) y murió allí. Según la
tradición, fue apedreado por el remanente de israelitas.
Se
le ha llamado “El Profeta Llorón”, pero no en un sentido despectivo. Pasó la
mayor parte de su vida derramando lágrimas. Dios eligió a este hombre, que
tenía un corazón maternal, una voz temblorosa, y ojos llenos de lágrimas, para
comunicar un mensaje severo de juicio. El mensaje que tuvo que proclamar
quebrantó su propio corazón. Este hombre fue un gran siervo de Dios.
Jeremías
comenzó su ministerio aproximadamente un siglo después que Isaías.
El
mensaje de Jeremías fue el más desagradable jamás comunicado a un pueblo, y fue
rechazado. Fue considerado un traidor a su país porque dijo que había que
rendirse a Babilonia.
La
última renovación espiritual se produjo bajo el reino de Josías, y fue una gran
renovación. Después de la muerte de Josías, Jeremías pudo ver que la nación
caería en una noche oscura, de la cual no saldría hasta después del cautiverio
en Babilonia.
Jeremías
continuó su ministerio entre el remanente que quedó en Jerusalén. Después,
ellos, los que habían quedado allí, le obligaron a ir con ellos a Egipto. Y
así, él continuó su ministerio en Egipto hasta el momento de su muerte. Mirando
a la totalidad de su vida, podemos destacar 2 cosas que caracterizaron la vida
de Jeremías: sus lágrimas y su soledad, pero lo más importante que podemos destacar
es que cumplió fielmente el ministerio que Dios le dió.
No hay comentarios:
Publicar un comentario