viernes, 1 de febrero de 2019

Tiempo... Mateo 25. 19 - 21



TIEMPO DE REFLEXIÓN

Después de mucho tiempo volvió el señor de aquellos siervos y arregló cuentas con ellos. El que había recibido las cinco mil monedas de oro llegó con otras cinco mil. “Señor- dijo- usted me encargó cinco mil monedas. Mire, he ganado otras cinco mil. Su señor le respondió: “¡hiciste bien siervo bueno y fiel! En lo poco has sido fiel; te pondré a cargo de mucho más. ¡Ven a compartir la felicidad de tu señor!”  Mateo 25. 19 – 21



En la vida cristiana, los cambios son algo de todos los días. Por el contrario, la mayoría de los hombres somos adversos al cambio y nos gusta acomodarnos a lo que conocemos y hacemos, para así, trabajar con el menor número de incertidumbre.
En el ejemplo del versículo de hoy, nos damos cuenta que el hombre que recibió las monedas, no dudó en ir y ponerlas a trabajar para generar otras cinco mil. Recibió y lo puso a trabajar. Este hombre no se puso a meditar sobre lo que habría de hacer con esas monedas, tampoco las guardó y pensó que después podría ver qué hacía. El versículo 16 nos dice que a penas y recibió las monedas, salió inmediatamente para negociar con ellas.
Cada uno de nosotros tiene diferentes capacidades y cualidades. Unos tienen facilidad de palabra, otros saben escuchar mejor, otros son pacientes, otros son líderes, otros pueden aprender idiomas fácilmente, y así, la lista sigue y sigue.
La pregunta que nos deberíamos hacer es ¿Tenemos conocimiento de lo que Dios nos ha entregado?
Se nos han entregado dos cosas principalmente: nuestras características como persona y  la oportunidad de estudiar y aprender de la Palabra de Dios.
Es importante que estemos consciente de aquello que se nos facilita y lo que no. Si nos ponemos muy nerviosos al hablar en público, es mejor que busquemos por otros lados y encontremos la actividad que podamos desarrollar con gusto y facilidad.
Por ejemplo hay  personas que pueden trabajar en los hospitales con personas sumamente enfermas.
La segunda característica de lo que recibimos es todavía más importante, recibimos la Palabra de Dios. De todo lo que hemos podido aprender sobre la palabra de Dios
 ¿Cuánto realmente hemos utilizado? ¿Hemos producido el “doble” de lo que se nos ha entregado como lo hizo el siervo fiel? ¿Qué hemos hecho con esto que se nos ha dado?
Jesús vendrá un día, al igual que el amo del siervo, y nos preguntará que hemos hecho con lo que nos ha dado.
¿Qué trabajo podremos decirle que hemos hecho? ¿Cuánto hemos utilizado y multiplicado de lo que nos ha sido entregado?
Espero que la respuesta de cada uno sea mucho.
Dios les bendiga abundantemente.

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