LECTURA
DIARIA:
Marcos
capítulo 13
Quince
años antes del nacimiento de Jesús (20 a.C.), Herodes el Grande comenzó a
remodelar y reconstruir el templo, el cual se erigió unos quinientos años
antes, en los días de Esdras.
Herodes hizo del templo uno de los más hermosos
edificios en Jerusalén, pero no para honrar a Dios, sino para tranquilizar a
los judíos que gobernaba. La profecía de Jesús de que no quedaría piedra sobre
piedra que no fuera removida se cumplió en 70 d.C., cuando los romanos
destruyeron completamente el templo y toda la ciudad de Jerusalén.
Los
discípulos querían saber cuándo se destruiría el templo. Jesús les dio un
cuadro profético de ese tiempo incluyendo los acontecimientos que lo
antecederían. También habló de hechos futuros que señalarían su regreso.
Predijo tanto los hechos cercanos como los distantes sin ponerlos en un orden
cronológico. Los discípulos vivieron para ver la destrucción de Jerusalén en 70
d.C. Esto les hizo entender que todo lo demás que Jesús predijo se cumpliría también.
Jesús les advirtió acerca del futuro para que aprendieran a vivir en el
presente. Varias predicciones que Jesús hizo en este pasaje todavía no se han
cumplido. Cristo volverá según el calendario de Dios, no el de los hombres.
Jesús predijo que falsos profetas, que asegurarían tener revelaciones de Dios,
engañarían a muchos creyentes. En las Escrituras, la única señal clara del
regreso de Cristo es que toda la humanidad le verá venir en las nubes.
En
la medida que la iglesia primitiva empezó a crecer, la mayoría de los
discípulos experimentó el tipo de persecución de la cual Jesús habló. Desde los
tiempos de Cristo, se han perseguido a los cristianos en su tierra y en campos
misioneros extranjeros.
Jesús
no dice que estudiar la Biblia y crecer en conocimiento sea inútil o malo.
Antes y después de su resurrección Jesús mismo enseñó a sus discípulos lo que
debían decir y cómo decirlo. Sin embargo, Jesús nos habla de la actitud que
debemos asumir cuando nos toque defendernos por causa del evangelio. No tenemos
que temer ni tomar la defensiva en cuanto a nuestra fe porque el Espíritu Santo
estará presente y nos dará las palabras adecuadas.
Creer
en Jesús "hasta el fin" demanda perseverancia porque combatirán
nuestra fe. Estas tribulaciones separarán a los verdaderos cristianos de los
creyentes tibios.
La
"abominación desoladora" que menciona Jesús es la profanación del
templo por los enemigos de Dios. Esto sucedió una vez tras otra en la historia
de Israel.
En
los días de Jesús el mundo parecía muy estable y seguro. Daba la sensación de
estabilidad. Jesús nos dice, sin embargo, que si bien podemos estar seguros que
la tierra pasará, la verdad de sus palabras jamás se cambiará ni abolirá. Dios
y su Palabra proveen la única estabilidad en este mundo inestable.
Cuando
Jesús dijo que ni siquiera El conocía el tiempo del fin, afirmaba su humanidad.
Por supuesto, Dios el Padre conoce los tiempos y Jesús y el Padre son uno; pero
cuando Jesús tomó forma de hombre, voluntariamente desistió del uso ilimitado
de sus atributos divinos. El énfasis de este versículo no está en que Jesús
perdió la capacidad de conocer los acontecimientos, sino en el hecho que nadie
los conoce. Es un secreto de Dios el Padre. Cristo vendrá cuando Él quiera.
Nadie puede predecir por las Escrituras ni la ciencia el día exacto cuando
Cristo volverá. La enseñanza de Jesús es que se necesita preparación, no
cálculo.
La
única forma de prepararnos es estudiando la Palabra de Dios y viviendo cada día
según sus instrucciones. Solo así estaremos preparados.
Todo
el capítulo trece de Marcos nos dice cómo vivir mientras esperamos la venida de
Cristo. Este capítulo no se escribió para promover discusiones, sino para
estimularnos a vivir de una manera recta para Dios en un mundo donde Él casi no
se tiene en cuenta.
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