TIEMPO
DE REFLEXIÓN
“Y
les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
El
que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será
condenado. Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera
demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si
bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus
manos, y sanarán”.
Marcos
16. 15 – 18.
Vivimos
en la época de escepticismo, la tecnología y la ciencia han avanzado tanto que
todo de lo que hablan es demostrable, podemos palparlo, tocarlo, verlo. Para
creer hoy más que nunca necesitamos ver, necesitamos ver como los que tienen
enfermedades son vacunados y sanados, tenemos que ver como lo que se dice queda
por escrito, antiguamente la palabra era el signo de firma, hoy en día las
palabras se las lleva el viento. No creemos nada que no veamos.
Jesús
había resucitado y se apareció a los suyos y les dejó una misión la de predicar
el evangelio, y como sabía que no sería fácil, que el escepticismo gobernaría
la vida de muchos hombres quiso dejarles una ayuda “y estas señales
acompañarán a los que han creído: en mi nombre echarán fuera demonios, hablarán
en nuevas lenguas; tomarán serpientes en las manos, y aunque beban algo
mortífero, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán las manos, y se pondrán
bien.” No solo les dejó una misión, les dejó unas señales, algo visible de
lo que ellos iban a explicar, algo que solo se le podría atribuir a Dios.
El
evangelismo no tiene ningún sentido si no va acompañado del poder del Espíritu
Santo, podemos tener la mejor oratoria, el mejor vocabulario, tener las frases
más llamativas y pegadizas, ser emotivos, pero sin poder, el mensaje será puro
intelectualismo, Jesús se caracterizó por los hechos milagrosos, el libro de
Hechos narra conversiones acompañadas de poder divino, los avivamientos que han
existido en tiempos recientes se caracterizaban porque habían milagros y
sanidades, existían señales de poder.
Necesitamos
buscar del poder de Dios, sin este poder realmente estamos muertos, necesitamos
el anhelo de ver milagros poderosos donde Dios sea glorificado. No importa el
buen mensaje que traigamos, importa que sea el Espíritu Santo el que lo hable y
deje señales de que Él es quien está detrás y el que hace la obra.
Dios
les bendiga abundantemente.
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