LECTURA
DIARIA:
Marcos
capítulo 1
Marcos
no fue uno de los doce discípulos de Jesús, pero es muy posible que haya
conocido a Jesús personalmente.
El libro presenta a Jesús como un hombre que
respaldaba sus palabras con hechos que siempre demostraban quién era: el Hijo
de Dios. Debido a que escribió su Evangelio para los cristianos de Roma, donde
se adoraban muchos dioses, quería que supieran que Jesús es el único y
verdadero Hijo de Dios.
Varios
profetas habían escrito sobre la venida del Mesías, Jesucristo, y acerca del
hombre que anunciaría su venida, Juan el Bautista. El llamado de Juan a la
gente de "preparad" significaba que tendrían que abandonar su manera
de vivir, renunciar a sus pecados, buscar el perdón de Dios y establecer una relación
con Dios mediante la fe y la obediencia a su palabra que es la Biblia.
En
aquellos tiempos, a los oficiales romanos de importancia siempre les precedía
un anunciador o heraldo. Cuando el heraldo llegaba a un pueblo, la gente sabía
que algún personaje prominente estaba al llegar. Ya que Marcos escribió sobre
todo para cristianos romanos, comenzó su libro con Juan el Bautista, cuya
misión era anunciar la venida de Jesús, el hombre más importante que jamás haya
vivido.
En
el ministerio de Juan, el bautismo era una señal visible de que una persona
decidía cambiar, dejar su forma de vida de pecado y egoísmo y volverse a Dios.
Juan adoptó una conocida costumbre y le dio un nuevo sentido. Los judíos a
menudo bautizaban gentiles, los que se convertían al judaísmo. Pero bautizar a
un judío como señal de arrepentimiento fue una radical desviación de la
costumbre judía.
El
propósito de la predicación de Juan fue preparar al pueblo para aceptar a Jesús
como el Hijo de Dios. Cuando Juan lanzó al pueblo el reto de confesar sus
pecados individualmente, señaló el comienzo de una nueva forma de tener
relación con Dios.
Aunque
Juan era el primer profeta genuino en cuatrocientos años, Jesús el Mesías sería
infinitamente mejor que él. Juan puntualizó cuán pequeño era ante Aquel que
venía. No se consideraba digno ni siquiera de realizar para El las tareas más
humildes, como desatar la correa de sus sandalias. Lo que Juan comenzó, Jesús
lo finalizó. Lo que Juan preparó, Jesús lo realizó.
Juan
dijo que Jesús bautizaría con el Espíritu Santo y fuego y que enviaría el
Espíritu Santo para que viviera en cada creyente. El bautismo en agua que Juan
predicaba preparaba a la persona para recibir el mensaje de Cristo.
Jesús
se bautizó para testificar de su consagración a su misión de traer el mensaje
de salvación a todas las naciones; para
demostrar que Dios aprobaba y respaldaba su misión; para identificarse con nuestra condición
humana y pecadora; para comenzar
oficialmente su ministerio público.
El
Espíritu Santo descendió en forma de paloma sobre Jesús y una voz desde los
cielos proclamó en nombre del Padre que Jesús es su divino Hijo. Aquí vemos a
los tres miembros de la Trinidad juntos: Dios el Padre, Dios el Hijo y Dios el
Espíritu Santo.
Para
identificarse por completo con el ser humano, Jesús tuvo que enfrentar la
tentación de satanás. Jesús se apartó de la gente y se fue al desierto, donde satanás
lo tentó.
Las
primeras palabras de Jesús en Marcos al iniciar su ministerio, en el versículo
15, nos dan la esencia de su enseñanza: que el tan esperado Mesías había vino
para iniciar el Reino personal de Dios en la tierra. La mayoría de las personas
que oyeron este mensaje estaban en la opresión, pobres y sin esperanzas. Las
palabras de Jesús fueron buenas nuevas para ellas porque les ofrecían libertad,
bendiciones y esperanzas.
Debido
a que el templo en Jerusalén estaba demasiado lejos para que muchos judíos
viajaran hasta allí para adorar regularmente, muchos pueblos tenían sinagogas
que servían como lugares de adoración y escuelas. Cada día de reposo, el Sabat,
los hombres se reunían para escuchar la enseñanza de la Palabra de Dios a
través de un rabí. Debido a que los rabinos o maestros no eran permanentes, los
principales de la sinagoga acostumbraban pedir a los maestros visitantes que
hablaran. Por eso Jesús a menudo hablaba en las ciudades que visitaba.
Jesús
empezó a predicar en Galilea, después que Juan fue encarcelado. Los demonios
son espíritus de maldad bajo las órdenes de satanás. Marcos enfatiza las luchas
contra el poder demoníaco para demostrar la superioridad de Jesús. Narra muchos
relatos que muestran a Jesús echando fuera demonios. Su palabra era suficiente
para expulsar a los demonios. La gente se acercaba a Jesús al atardecer cuando
el sol se ponía, y el día de reposo comenzaba con la puesta del sol del viernes
y terminaba con la puesta del sol del sábado. Los líderes judíos decían que era
contra la Ley sanar en el día de reposo. La gente no quería quebrantar esta
Ley, ni la que prohibía viajar en el día de reposo. Por eso esperaron hasta el
atardecer. Después de la puesta del sol, las multitudes se sintieron en
libertad de buscar a Jesús para que los sanara.
Jesús
dedicaba tiempo a la oración.
La
Ley decía que cualquier persona se hacía inmunda por el contacto con un inmundo.
Pero Jesús tocó a los leprosos y sanó a muchos. Jesús se ajustó a las leyes al
enviar a los sanados de lepra al sacerdote, demostrando el total respeto que
tenía por la Ley de Dios.
Amen , bendiciones
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