lunes, 18 de febrero de 2019

Tiempo... Marcos 13. 24 - 32



TIEMPO DE REFLEXIÓN

“Pero en aquellos días, después de esa tribulación, el sol se oscurecerá y la luna no dará su luz,  las estrellas irán cayendo del cielo y las potencias que están en los cielos serán sacudidas.
 Entonces verán al Hijo del Hombre que viene en las nubes con gran poder y gloria. Y entonces enviará a los ángeles, y reunirá a sus escogidos de los cuatro vientos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo. De la higuera aprended la parábola: cuando su rama ya se pone tierna y echa las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que Él está cerca, a las puertas. En verdad os digo que no pasará esta generación hasta que todo esto suceda. El cielo y la tierra pasarán, mas mis palabras no pasarán. Pero de aquel día o de aquella hora nadie sabe, ni siquiera los ángeles en el cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre”. 
Marcos 13. 24 – 32.

La mayoría de las personas no piensan con frecuencia en la Segunda Venida de Cristo. La idea de morir y presentarse a juicio ante Dios, o peor aún, de que Jesús aparezca de repente y nos juzgue sin aviso previo es capaz de llenarnos de nerviosismo e inseguridad.
Pero esta no es la actitud que los creyentes tenemos al pensar en el grandioso y triunfante regreso de Cristo en toda su gloria.
Citando al profeta Daniel, Jesús dijo: “Verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y majestad”
(Marcos 13. 26; Daniel 7. 13).
Para todos los que creemos y confiamos en Cristo, su Segunda Venida será una ocasión de enorme gozo y júbilo; será el momento en que nuestro Rey y Maestro volverá a la tierra a librarnos de una vez por todas de las lágrimas y los dolores causados por el pecado que ha infectado al mundo entero. Él llevará a todos los fieles al cielo, para estar a su lado para toda la eternidad. Esto es lo que le pedimos en el Padre Nuestro cada vez que oramos: “Venga a nosotros tu Reino.”
El hecho de saber que hay una vida después de ésta debe ser para nosotros motivo de enorme esperanza.
Si deseamos vivir cada día en la presencia del Señor, amándolo, tratando al prójimo con amor, y deseando experimentar la vida de Jesús, nos llenaremos del anhelo de que el Señor venga a completar la obra que dejó iniciada.
En cambio, los que no quieren conocer a Jesús ni han saboreado la vida divina, piensan que la Segunda Venida será nada más que causa de desastres, calamidades y juicio. Para nosotros los creyentes, esa gloriosa manifestación de Cristo será el acontecimiento más sublime y esplendoroso que tanto esperamos.
Aceptemos la obra de Dios hoy mismo y preparémonos para la hora en que Jesús regrese a llevarnos a vivir con él en la gloria de la eternidad.
Dios les bendiga abundantemente.

1 comentario: