sábado, 9 de febrero de 2019

Leyendo... Marcos capítulo 4



LECTURA DIARIA:
Marcos capítulo 4

Jesús hablaba por parábolas y, a través de las historias que contaba, enseñaba a la gente. La parábola usa escenas conocidas para explicar verdades espirituales.
Este método de enseñanza obliga al oyente a pensar. Y oculta la verdad a quienes son demasiado obstinados o tienen prejuicios para atender la enseñanza que se les da. La mayoría de las parábolas tiene un punto central que Jesús quiso enseñar.
La semilla se plantaba o sembraba a mano. Los agricultores iban por el terreno lanzando puñados de semillas que sacaban de unos sacos grandes que llevaban colgados de los hombros. Las plantitas no crecían en el orden que crecen ahora gracias a la maquinaria que se usa para plantarlas. Por diestros que fueran los agricultores, no podían evitar que las semillas cayeran en el camino o entre las piedras y las espinas, ni que las arrastrara el viento. Lanzaban las semillas en abundancia y lograban que gran parte de estas cayeran en buena tierra asegurando la cosecha.
Escuchamos con nuestros oídos, pero hay una forma más profunda de oír, con el corazón, necesaria para captar el sentido espiritual de las palabras de Jesús. Algunas personas en la multitud buscaban alguna evidencia en contra de Él; otros en realidad querían aprender y crecer.
Las cuatro clases de suelo representan cuatro maneras diferentes en que la gente reacciona a la Palabra de Dios. Por lo general, pensamos que Jesús hablaba de cuatro clases distintas de personas. Pero Él también hablaba de diversas épocas o fases en la vida de la persona, o cómo estamos dispuestos a recibir el mensaje de Dios en algunos aspectos de nuestra vida y cómo lo rechazamos en otros.
Las preocupaciones mundanas, la falsa sensación de seguridad que produce la prosperidad nos nos dejan sordos ante la Palabra de Dios.
Si una lámpara no ayuda a ver, de nada sirve. La autocomplacencia, el resentimiento, la dureza de corazón o la desobediencia pueden ser "almudes", que impiden que la luz de Dios brille a través de usted para bendición de otros. La luz de la verdad de Jesús se nos revela, no se esconde.
La frase de Jesús en el versículo 25, significa simplemente que tenemos el deber de usar bien lo que tenemos. No es cuestión de cuánto tenemos, sino de cómo usamos lo que tenemos.
La parábola acerca del Reino de Dios de los versículo 26 al 29, narrada únicamente por Marcos, revela que el crecimiento espiritual es un proceso continuo y gradual que culmina en una cosecha de madurez espiritual. Podemos entender el proceso de crecimiento espiritual comparándolo con el lento pero seguro crecimiento de una planta.  
Jesús adaptó sus métodos a la capacidad y los deseos de entender de su audiencia. No habló en parábolas para confundir, sino a fin de desafiar a los que sinceramente lo buscaban a descubrir el verdadero sentido de sus palabras. Muchas de las enseñanzas de Jesús fueron en contra de la hipocresía y los motivos impuros, tan comunes en los líderes religiosos. Si hubiera hablado directamente en contra de ellos, su ministerio público se habría visto estorbado. Los que escuchaban de verdad a Jesús podían entenderlo.
El mar de Galilea está a poco más de doscientos metros bajo el nivel del mar y se encuentra rodeado de montañas. Los vientos soplan con bastante intensidad en las regiones cercanas al mar y provocan violentas e inesperadas tormentas. Los discípulos eran pescadores experimentados, toda su vida pescaron en aquel lago, pero en esta tempestad el pánico los dominó.
Los discípulos se asustaron porque la tempestad amenazaba destruirlos y parecía que Jesús no se daba cuenta ni se preocupaba de lo que pasaba.
Los discípulos andaban con Jesús, pero lo subestimaban. No comprendían que su poder se aplicaba también a aquella situación. Los discípulos todavía no conocían bien a Jesús.

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