LECTURA
DIARIA:
Lucas
Introducción
Lucas
nos narra la historia de Jesús desde una perspectiva única como gentil, médico
y el primer historiador de la iglesia primitiva. Lucas no fue un testigo ocular
del ministerio de Jesús, sin embargo, le interesa que los hechos se preserven
con exactitud y que los fundamentos de la fe cristiana se trasmitan intactos a
la siguiente generación.
En el Evangelio de Lucas hay varias de las parábolas
de Jesús. Además, más que en ningún otro Evangelio, da ejemplos específicos de
la preocupación de Jesús por la mujer.
Lucas
quizás usó relatos y todos los demás medios disponibles como material para una
precisa y completa narración de la vida, enseñanzas y ministerio de Jesús.
Debido a que la verdad era tan importante para Lucas, confió plenamente en los
relatos de testigos presenciales.
Como
doctor en medicina, Lucas sabía la importancia de ser minucioso. Usó sus
habilidades en la observación y análisis para investigar las historias
relacionadas con Jesús.
¿Cuál es su diagnóstico? ¡El evangelio de Jesucristo es verdad!
Lucas se refiere al Espíritu Santo más que los otros escritores de los
Evangelios. Debido a que también escribió el libro de Hechos. Lucas reconoció y
enfatizó la obra del Espíritu Santo en relación a la fundación de la
cristiandad y su dirección en la iglesia primitiva. La presencia del Espíritu
Santo es el regalo de Dios para toda la Iglesia en Pentecostés. Lucas es el
único escritor de los Evangelios que relaciona los acontecimientos que narra
con la historia mundial. Su obra se dirigía especialmente a una audiencia
griega, la que estaba interesada y familiarizada con la situación política.
Palestina vivía bajo el gobierno del Imperio Romano; Augusto César, el primer
emperador romano, estaba a su cargo. Las autoridades romanas consideradas
dioses, contrastaban con el nacimiento de un bebé en un pesebre, que en
realidad era Dios hecho carne.El Evangelio según Lucas muestra evidentes
semejanzas con los otros dos evangelios sinópticos (Mateo y Marcos),
y a la vez presenta de manera peculiar la persona y la obra de Jesucristo. Por
otra parte, forma una unidad literaria y teológica con los Hechos de los
Apóstoles, como claramente se indica al comienzo de este libro, donde el
autor mismo resume el contenido de su evangelio con estas palabras: “En mi
primer libro... escribí acerca de todo lo que Jesús había hecho y enseñado
desde el principio y hasta el día en que subió al cielo” (Hechos 1.1-2)Lo mismo
que Mateo, Lucas comienza su evangelio con los relatos de la concepción y el
nacimiento de Jesús (Lucas1–2). Pero lo hace de una forma especial:
estableciendo un paralelismo con la concepción y el nacimiento de Juan el
Bautista. De este modo, desde el principio nos muestra claramente quién es
Jesús y cuál es su misión. Jesús es el Mesías esperado por el pueblo de Israel,
el Hijo de Dios, cuyo origen está en Dios mismo.
A
partir del capítulo 3, Lucas se refiere a la actividad pública de
Jesús, tema en el que se hacen más evidentes sus semejanzas
con Mateo y Marcos, a la vez que se revelan los rasgos que le
son propios.
Mateo
comienza su narración con la lista de los antepasados de Jesús. Lucas, por su
parte, introduce esta lista después del relato del bautismo (3.23-38), y la
hace remontar hasta Adán, con lo que apunta a otro aspecto importante, tanto de
su evangelio como de Hechos: Jesús vino a traer la salvación no solo al pueblo
de Israel, sino a toda la humanidad.
Al
narrar lo que Jesús hizo y enseñó después de su bautismo, Lucas va
siguiendo sustancialmente el mismo orden de Marcos. Lucas añade la
enseñanza de Juan el Bautista (3.7-14)
Una
gran sección característica de Lucas: el viaje a Jerusalén (9.51–19.27),
donde encontramos mucho material propio.
La
sección final, como en los otros evangelios, está dedicada a la última semana
de la vida terrena de Jesús, a su actividad en Jerusalén, su pasión, muerte y
resurrección. Pero Lucas termina con la ascensión de Jesús al cielo,
e incluye algunos relatos propios.
El Evangelio
según Lucas fue escrito, sin duda, por un autor cuya lengua materna era el
griego. En el prólogo (1.1-4) muestra que puede escribir como los mejores
literatos de su época. Sin embargo, en el resto del evangelio prefiere
conservar el estilo sencillo y aun popular de las tradiciones anteriores y de
los libros del Antiguo Testamento traducidos al griego, que él y sus lectores
conocían bien. El evangelio parece estar destinado sobre todo a lectores
cristianos de origen no judío.
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