TIEMPO
DE REFLEXIÓN
Salvó
a otros, decían, ¡pero no puede salvarse a sí mismo! ¡Y es el Rey de Israel!
Que baje ahora de la cruz y así creeremos en él. Confía en Dios; pues que lo
libre Dios ahora, si de veras lo quiere. ¿Acaso no dijo: “Yo soy el Hijo de
Dios”?
Mateo
27. 42 – 43
Más de dos mil años tiene este evento. Seguimos cayendo en los mismos errores.
Nuestro gran error es tratar de adaptar a Dios a nuestra manera de vivir. Lo queremos encerrar en un “círculo” en el cual, lo podamos comprender, que conozcamos sus capacidades y que además esté de acuerdo con nuestros pensamientos y principios.
Si
bien Dios nos ama y Él es la esencia pura del amor, no va a cambiar por
nosotros sino nosotros tenemos que adaptarnos a Él.
¿Quién
es el que manda? ¿Por qué nos cuesta tantísimo trabajo el aceptar a Dios como
es y no como nos gustaría que fuera?
Cuanto más lo aceptamos como es, más le damos
gracias por ser así y no como a nosotros nos gustaría que fuera.
“Confía en Dios, pues que lo libre ahora”. ¿Hemos puesto a prueba nuestra fe? ¿Nos hemos preguntando alguna vez el por qué Dios permite lo que nos está pasando?
“Confía en Dios, pues que lo libre ahora”. ¿Hemos puesto a prueba nuestra fe? ¿Nos hemos preguntando alguna vez el por qué Dios permite lo que nos está pasando?
A
veces la gente que no conoce a Dios, trata de confundirnos y desviar nuestro camino.
Buscará cada oportunidad disponible para decirnos que nuestra relación con
Cristo es como cualquier otra religión, y más si estamos atravesando un momento
difícil buscará hacer notorio que puede ser que nuestro Dios no nos está contestando.
“Acaso no dijo: yo soy el Hijo de Dios”, también nos puede pasar que nos digan: ¿Tú eres de verdad cristiano?
“Acaso no dijo: yo soy el Hijo de Dios”, también nos puede pasar que nos digan: ¿Tú eres de verdad cristiano?
Éstas
son formas de ataque sobre los que queremos seguir a Jesús, te señalan, te
dicen nombres, critican tus actos, buscan retarte cuando te encuentras en
momentos difíciles. Jesús lo atravesó y por consecuencia nosotros también
pasaremos por situaciones similares.
Lo
que Cristo nos enseñó es que debemos comportarnos como Dios quiere y no como la
gente lo pide. Nos enseñó que nosotros nos adaptamos a Él y no a la inversa,
nos enseñó que aquellos que nos critican aunque tienen ojos y oídos no ven ni
oyen, que para ellos, la palabra de Dios es locura.
Tengamos
amor y misericordia por los que nos critican y señalan, busquemos dar
testimonio y orar por ellos para que puedan salir de su ceguera espiritual y
puedan comenzar una relación con el Creador.
Dios
les bendiga abundantemente.
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