TIEMPO
DE REFLEXIÓN
"Cuando terminó de hablar, dijo a Simón:
Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar.
Respondiendo Simón, le
dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas
en tu palabra echaré la red. Y habiéndolo hecho, encerraron gran cantidad de
peces, y su red se rompía. Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban
en la otra barca, para que viniesen a ayudarles; y vinieron, y llenaron ambas
barcas, de tal manera que se hundían. Viendo esto Simón Pedro, cayó de rodillas
ante Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador. Porque
por la pesca que habían hecho, el temor se había apoderado de él, y de todos
los que estaban con él, y asimismo de Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, que eran
compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón: No temas; desde ahora serás
pescador de hombres. Y cuando trajeron a tierra las barcas, dejándolo todo, le
siguieron"
Lucas 5. 4 – 11.
Jesús
da una orden a Simón (Pedro) que es el experto pescador de echar las redes
después de un día de arduo trabajo donde no habían conseguido nada. Pedro pudo
haber dudado en su corazón y decirle a Jesús: “¿qué sabes de pesca y del mar si
nunca has hecho este trabajo, si sólo eres un carpintero?” Pero no fue así, Pedro
vio una rara autoridad en Jesús que le llevó a decir: “en tu palabra echaré la
red”. Pedro con toda su experiencia estaba dispuesto a probar otra vez, aunque
estaba cansado.
¿Cuán
dispuestos estamos a obedecer la Palabra de Dios, cuando el Señor nos da una
orden que va contra nuestra lógica o que choca contra nuestro sentido común?
No
basta nuestra capacidad y experiencia para resolver algunas situaciones de la
vida. Como hijos de Dios, necesitamos ser guiados por Dios y depender de Él
siempre. Muchos se rinden en la vida cristiana porque se creen autosuficientes
y excluyen a Dios de participar de algunas áreas de su vida.
Cuando
llegamos a Dios con lógica y razonamiento, llenos de esquemas mentales como
argumento, es imposible obedecerlo absolutamente. Debemos ser humildes y
crucificar nuestro ego, para poder reconocer que necesitamos su ayuda y su
consejo.
Sólo
caeremos de rodillas ante la soberanía y autoridad de Jesús cuando veamos cuán
débiles y necesitados somos del poder y el amor de Dios. Si queremos ver
milagros en nuestras vidas y ver los problemas resueltos necesitamos
humillarnos y obedecer.
Si
queremos que otros se sometan a nuestra autoridad primero tenemos que
someternos a la autoridad de Dios. Pedro entendió esto y por eso sus compañeros
de pesca, ante la orden de pescar de nuevo lo siguieron sin importar la hora y
las circunstancias adversas para hacerlo. Si queremos un milagro, tenemos que
fiarnos de la palabra de Jesús cuando nos dice que probemos lo imposible
primeramente obedeciéndole.
La
autoridad viene de obedecer a Dios y estar en comunión con Él. Si queremos que
otros sigan a Jesús primero debemos hacerlo nosotros, entonces podremos
entender lo que Jesús dice: “No temas; desde ahora serás pescador de hombres”.
Dios
les bendiga abundantemente.
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