LECTURA
DIARIA:
Lucas
capítulo 6
En
las leyes tradicionales judías había treinta y nueve categorías de actividades
prohibidas en el día de reposo, cosechar era una de ellas.
Los maestros de la
Ley iban aun un poco más lejos hasta describir diferentes métodos de cosechar,
uno de ellos era restregar los granos con las manos, como los discípulos lo
hicieron en esta oportunidad. La Ley de Dios decía que los agricultores no
debían segar hasta el último rincón de sus campos, a fin de que viajeros y
pobres comieran de su generosidad (Deuteronomio 23.25), de modo que los
discípulos no eran culpables de robar granos.
Los
fariseos pensaban que su sistema religioso tenía todas las respuestas. No
aceptaban a Jesús porque no encajaba en su sistema.
Jesús,
acusado de quebrantar el día de reposo, apeló a la historia de David (1Samuel
21.1-6). En cierta ocasión en que huyó del rey Saúl, él y sus hombres comieron
este pan consagrado. Su necesidad era más importante que las reglas
ceremoniales. Jesús apelaba al mismo principio: la necesidad humana es más
importante que las leyes relacionadas con la observancia del día de reposo. Al
compararse El mismo y sus discípulos con David y sus acompañantes, lo que Jesús
en verdad decía era: "Si me condenan, también deben condenar al rey
David".
Cuando
Jesús dijo que es "Señor aun del día de reposo", reveló a los
fariseos que tenía autoridad para denegar sus tradiciones y regulaciones porque
El creó el día de reposo. El Creador siempre es más grande que la creación.
Según
la tradición de los líderes religiosos, ninguna sanidad se podía hacer en
Sabat. Era más importante para los líderes religiosos proteger sus leyes que
liberar a una persona de su sufrimiento.
Los
enemigos de Jesús estaban furiosos su odio combinado con su celo por la Ley los
condujo a un complot homicida, en contra de la Ley.
Los
escritores de los Evangelios destacan que antes de cada hecho importante en su
vida, Jesús dedicaba tiempo para apartarse y orar. En ese tiempo se preparó
para escoger a los integrantes de su círculo íntimo, los doce discípulos. Jesús
seleccionó hombres "comunes" para que fueran sus discípulos y eran
una mezcla de procedencias y personalidades.
Los
versículos 20 al 23 se conocen como las Bienaventuranzas, palabra derivada del
latín que significa "bendecido". Describen lo que significa ser un
seguidor de Cristo. Vienen a ser normas de conducta. Contrastan los valores del
Reino con los mundanos al mostrar lo que los seguidores de Cristo pueden
esperar del mundo y lo que Dios va a darles.
Los
judíos despreciaban a los romanos porque oprimían al pueblo de Dios, pero Jesús
les dijo que debían amar a sus enemigos. Esas palabras apartaron a muchos de
Cristo. Pero Jesús no hablaba de sentir afecto por los enemigos; hablaba acerca
de un acto de la voluntad. Usted no puede "adquirir" este tipo de
amor, sino un esfuerzo consciente.
Un
espíritu perdonador demuestra que una persona ha recibido el perdón de Dios.
Jesús usa la figura de medir granos en canasta para asegurarse la cantidad
total. Si somos críticos antes que compasivos, también recibiremos crítica en
recompensa. Si tratamos a otros con generosidad, con gracia y con compasión,
sea como sea, estas cualidades volverán a nosotros en mayor medida. Debemos
amar a otros, no juzgarlos.
Jesús
no decía que obviemos las cosas erróneas, sino que no debemos preocuparnos con
los pecados de otros al grado que pasemos por alto los nuestros.
Jesús
nos recuerda que nuestro hablar y acciones revelan nuestra creencia, actitudes
y motivaciones verdaderas. Las buenas impresiones que tratamos de dar no duran
si nuestros corazones son engañosos. Lo que está en su corazón se reflejará en
su vocabulario y conducta.
La
obediencia a Dios se compara con la construcción de una casa de sólido base que
permanece firme en medio de las tormentas. Cuando la vida está en calma, el
fundamento no parece importar. Pero cuando las crisis vienen, se prueba nuestro
fundamento.
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